Créditos: Francisco Rodas
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Texto e imagen: Francisco Rodas

No es la primera vez que a Jimmy sus asesores lo colocan a la orilla del despeñadero. También se repite el patrón en el que sus lances son desequilibrados y no tienen previsto control de daños. Y si bien se reavivará la indignación en las plazas del país, la decisión de no prorrogar el mandato de la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG) amplía, a su vez, una incertidumbre en la que los analistas no han tenido otro pronóstico que decir: “cualquier cosa puede pasar”.

Antes de su infortunada decisión, pasaron una serie de incidentes que aparentaban no estar hilvanados, viéndoseles simplemente como réplicas de unas hostilidades que principiaron en agosto de 2015, con la captura de Baldetti.

Pero con la primera experiencia de largar del país al comisionado de la CICIG, puede decirse que empieza un capítulo aparte de la ofensiva mafiosa. A Jimmy como a sus asesores ese intento fallido no les ha servido tanto para bajar el tono de su discordia contra Iván Velásquez y la justicia, sino para ser más cautelosos con seguir dando palos de ciego.

No obstante, ese estilo de dar tumbos no para. En esta nueva ocasión se intenta expandir el radio del daño, pero con pocos menos aliados, en los cuales puede restarse a su difunto colega Arzú, que poseía su propio gobierno y palacio. Este último factor no es cualquier cosa, porque el nuevo alcalde no tiene la fuerza ni las ganas de moronguear.

A secas, esperar un año para que caiga la cuchilla de la guillotina en el cuello del comisionado Velásquez y en la institución que dirige, resulta para Jimmy y pandilla, un riesgo durante un lapso de tiempo que, como opinan los analistas, cualquier cosa puede pasar.

Con relación a este incidente que ha causado de nuevo perplejidad, los analistas Phillip Chicola y José Carlos Sanabria en el programa #SinFiltro colocaron en la mesa dos temas que llaman la atención. Uno de ellos fue sugerir la teoría de que la no prórroga del mandato de la CICIG no pudo ser la única alternativa para ponerle fin a una cuestión que se ha convertido en una obsesión personal y de grupo, con la fachada de asunto de Estado.

Según Chicola, la decisión tomada no era la primera carta a sacar sino el as bajo la manga. Por lo tanto, la evidencia de aparcar y hacer rondas con vehículos militares de asalto frente a la sede de CICIG, el motivo no era solo enseñar los puños, sino estar atentos a la orden de la ofensiva final, donde el comisionado y su equipo en pocos minutos estarían en el aeropuerto sin otro menaje más que el pasaporte en mano. Al parecer, la demora en el inicio de la conferencia sería parte de esa estira y afloja en el cambio de planes.

Parece descabellado, es descabellado, pero luego de echarse encima a la asamblea de Naciones Unidas por el cambio de la sede diplomática en Israel, citando de nuevo la opinión de los expertos, cualquier otra cosa puede suceder.

Si esto fue así, da lugar a pensar en la posibilidad que dentro del equipo de pícaros y maleantes existe un ala moderada que frenó entre la estupidez, la peor. Quién sabe, pero a lo mejor ahí podría estar anidando el remedio de un golpe de Estado. Insistimos. Todo es posible en la dimensión desconocida.

Mientras tanto, la amable orden de transferir capacidades hacia los organismos nacionales, puede aderezársela con la salida gradual del personal de CICIG hasta que solamente quede el comisionado y el guardián de la sede. Aunque el trámite no termina allí.

Con la transferencia, los casos en proceso y los que están por serlo quedarían únicamente en manos de un Ministerio Público (MP) del que no se divisa claramente de qué lado está. A los abogados de la CICIG se les vería menos en tribunales y a los abogados de la defensa aumentando su agresividad frente a una parte acusadora menguada.

En paralelo, la mala yerba ya empezó a ganar terreno. Por ello no debe extrañar que, con el discreto y bien retribuido apoyo de un sector del sistema de justicia, siga aumentando la medida de cárcel domiciliar, como preludio de la reducción de penas y libertad a corto plazo. Parece un horizonte demasiado pesimista, pero vivimos en un país en que todavía se escribe en papel mojado.

En la única idea optimista en la que debemos confiar es que, con o sin CICIG, la movilización ciudadana es la única que puede aplacar una involución hacia la vieja política y de prosperidad del pacto de corruptos. Hay ejemplos suficientes que eso es posible, y oportunidades futuras que aprovechar.

También hay que tomar en cuenta una Corte de Constitucionalidad que, aunque se tenía dudas de su integridad, ha hecho bien su trabajo de irse en contra de quienes, escudados en la institucionalidad, quieren hacerla volar en pedazos. Lo que inquieta de este aliado es que su reemplazo coincide con el de la CICIG el año próximo.

Ofrecida como el holocausto de la lucha contra la corrupción y la impunidad, la no prórroga del mandato sería actualmente la principal moneda de cambio para revitalizar las alianzas y la restauración, hasta donde sea posible, de la vieja política. Porque entre esa masa disforme pero simbiótica que llamamos “pacto de corruptos”, existen más intereses complementarios de los que uno imagina.

Es más, este ya tiene hasta visos internacionales, donde el enemistado y sombrío ex presidente colombiano Álvaro Uribe ha sacado la nariz. Hablamos de alguien que es dueño y señor de un pacto contra la paz en su país.

Otra opinión de Chicola y Sanabria está en analizar el compás de espera para clausurar las actividades de la CICIG, en el marco del proceso electoral del 2019.

Ellos son del criterio que, las elecciones futuras estarán salpicadas de los tópicos de corrupción e impunidad en la esfera pública y, en consecuencia, sobre el futuro de la CICIG en el país. Aseguran con toda razón, que no habrá modo que los partidos políticos puedan eludir estos tres temas, por muy perjudicados que se encuentren debido a la persecución judicial.

No está demás agregar que, la corrupción a la par de la inseguridad, que son los asuntos que más preocupan a la ciudadanía, serán la vara con la que se mida la vieja y la nueva política, si es que a esta última le da tiempo de tomar forma.

Observada desde ahí, la ofensiva ha servido para ponerle más reflectores a la figura estelar del comisionado Velásquez y a la institución que dirige.

Pero mientras que se arman las candidaturas, la vieja política con sus viejos aliados y sus viejas estrategias, para simular su redención o le retuercen el brazo a Jimmy para que extienda el período de la CICIG, o más drásticos, lo tiran finalmente al precipicio, levantándole la inmunidad con las últimas pruebas o con las que están archivadas.

Así, la foto inolvidable tomada en la conferencia de prensa, donde a las espaldas de Jimmy se funde y confunden cuatro pisos de rostros toscos uniformados, más que exhibir su poder, representa la tragedia de una soledad que se agolpa en el espejismo de la traición.

En su momento, Ríos Montt se tomó una foto parecida y miren lo que le pasó.

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