¿Cuáles son las funciones del gobierno en una sociedad democrática?

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Créditos: Prensa Comunitaria Km. 169
Tiempo de lectura: 2 minutos

Por: Miguel Angel Sandoval

En el capítulo que trata sobre las funciones del ejército en una sociedad democrática, los Acuerdos de Paz dejaron clara una idea: el ejército debía subordinarse al poder civil. Esto es, al poder democrático, como la vía para garantizar, precisamente, el funcionamiento de la democracia que era lo que se esperaba hacer luego de los años de la guerra. La experiencia había sido dura, años de dictaduras militares, abusos sin límite en el marco y con la justificación de la guerra, con severas pérdidas y daños a la población civil. La firma de la paz abrió una época diferente.

Ahora se trata que los compromisos de Estado adquiridos con la firma de la paz dejen su lugar a una serie de actitudes que no son pertinentes en la actualidad. Si en la época de la guerra lo que predominaba era la doctrina de la Seguridad Nacional, ahora lo que impera por todas partes es el deseo de construir una democracia participativa con justicia social, y que de paso nos permita hacer una realidad el enunciado uno de la constitución política del país: velar por el bien común.

Fotografía: Prensa Comunitaria

Es en esa dirección que se inscriben las propuestas de reforma de los Acuerdos de Paz. Guste o no, se trata de una agenda nacional que no puede ser soslayada. Es de actualidad, aún más, es de urgencia. Me refiero a la reforma política, la reforma educativa, la reforma judicial, la reforma fiscal, el desarrollo rural, los derechos indígenas. A ello solo podría agregarse el asunto migratorio y los temas ambientales. El resto es de absoluta actualidad, en particular la urgencia de que el ejército regrese a sus cuarteles y deje de consumir el presupuesto en tonterías de guerras sin futuro.

Por ello al paseo de jeeps artillados el viernes anterior fueron vistos fuera de toda lógica, fuera de todo principio democrático, fuera de toda idea de construcción de la democracia y la paz. Es lo que los medios internacionales nos dicen, y de manera a veces limitada o con otro tipo de problemas,la prensa nacional. No es casual entonces que periódico denuncie hackeo de su página o que hable de vigilancia descarada en los alrededores de sus instalaciones.

El punto principal es que el ejército debe mantenerse en sus cuarteles, que debe moderar su participación en la vida política del país, pues debe entender que sus funciones no son las de amedrentar a la población o intentar amedrentar al cuerpo diplomático o a la representación de las Naciones Unidas. Y en otro orden, debería ser estricto con sus miembros que han derivado al delito o al narco, como lo demuestran con amplitud los escándalos en que oficiales de esa institución se han visto involucrados.

Es un coronel acusado de ser de una de las maras, otro que vende armas, otro que alterna con narcos en festividades hípicas, otros que venden granadas y equipo militar. Asimismo se les ha acusado de utilizar las misiones de paz como un grifo de corrupción. En suma, la institución armada no pasa por sus mejores momentos como para andar de nostalgia del pasado con demostraciones de poder que solo generan hilaridad.

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