Créditos: Carlos Cuevas
Tiempo de lectura: 2 minutos

Texto y fotografía: Ana Lucía Cuevas

Hoy hace 34 años los MILITARES en Guatemala te secuestraron.

En este aniversario, a diferencia de los anteriores, no pienso con tristeza en tu ausencia.

Por muchos, muchos años, (antes de confirmar en El Diario Militar que te habían ejecutado unos meses después de tu secuestro) me torturaba la idea de que te liberaran y que regresaras a encontrar que Rosario y Augusto habían sido horriblemente asesinados. ¿Cómo te lo iba a decir?

Hoy, si regresaras, te habría tenido que contar que Guatemala sigue en la pre historia, sumida en la pobreza, la corrupción y el racismo. Y que un payaso (de verdad) es el actual presidente, títere de los militares.

Te habría tenido que contar que siguen atacando a la población rural para ‘arrancarnos’ los minerales.

Te contaría también que el mundo se ha sumergido en un oscurantismo – racista – xenofóbico, y que ayer se robaron la vida de 58 palestinos por protestar pacíficamente la invasión de su territorio.

Habría sido difícil contarte todo eso….

Pero igualmente, te hubiera tenido que contar que después de 35 años, en Guatemala, 15 mujeres q’eqchi´ consiguieron que por primera vez en el mundo se condenara la esclavitud sexual como crimen de guerra desde un tribunal nacional.

Te hubiera tenido que contar que ante el rechazo mayoritario a un proyecto minero, comunitarios cansados de los abusos tomaron el lugar e instalaron un campamento y se convirtieron en la Resistencia Pacífica de La Puya.

Te contaría también que Costa Rica, dijo no al extremismo religioso.

Te contaría que en Guatemala, cuatro mujeres, las Molina Theissen, han luchado por la justicia durante mucho mucho tiempo y que han llevado al banco de los acusados a cinco militares de alto rango.

Te contaría, especialmente, que mamá sigue siendo una mujer de hierro, que vive dignamente y que sigue siendo capaz de acariciar a mi hija con ternura.

Te contaría,
que seguimos resistiendo,
que seguimos amando,
que seguimos evitando el odio.

Carlos, si regresaras, te diría que NUNCA te hemos olvidado.

 

 

 

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