Un día como hoy, hace 39 años, nos mataron LA ESPERANZA: muere asesinado Manuel Colom Argueta

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Créditos: Hemeroteca PL
Tiempo de lectura: 3 minutos

 

Usaba pantalones cortos cuando se inició en la política. Tenía apenas 11 años, cuando participó en las brigadas de niños y jóvenes que dirigieron el tráfico en la capital para la Revolución del 20 de octubre de 1944.

Desde entonces, encaminó su vida a un fin concreto: prepararse para servir, y tal vez dirigir, un país dominado hasta entonces por la bota militar.

Tenía madera de líder. De personalidad magnética, era a la vez estudioso, pragmático, incorruptible y hasta guapo, recuerdan amigos y parientes. Los hombres lo admiraban y las mujeres suspiraban por él, incluso cuando disentían de sus posiciones políticas.

Era igual de encantador y sencillo compartiendo frijoles con las personas más humildes que sentado a la mesa de las casas más elegantes, recuerda su sobrina, Yolanda Colom.

Sabía escuchar y se daba a manos llenas. Meme siempre estaba ahí para tenderle la mano a sus amigos, recuerda el licenciado Alfredo Balsells Tojo, su compañero desde la niñez. Casi cualquiera que haya trabajado en la Municipalidad -cuando Colom Argueta fue alcalde- llegó a considerarse su amigo personal.

Tenía ángel, afirma el periodista Miguel Ángel Méndez Zetina, quien cubría la fuente del Palacio de la Loba en aquellos días. Su interés por las personas era genuino. La excelencia era algo natural en él. Lograba lo que se proponía sin aparentemente tener que esforzarse, sin demostrar obsesión alguna por lo perfecto.

Desde la primaria hasta la Universidad, se disputaba siempre los primeros puestos de la clase. Fue el segundo de su promoción en vestir la toga de abogado en 1957; ganó el premio Gálvez de la Universidad de San Carlos, USAC, a la mejor tesis, y una beca para estudios de Derecho Laboral, Urbanismo y Ciencia Política en Florencia, Itlaia, los cuales culminó con honores.

Fotografía: Hemeroteca PL

En los deportes también sobresalió, principalmente en el baloncesto, a pesar de que no era muy alto; por algo sus hermanos lo apodaban con cariño el Sapo.

Persecución y lucha

El corazón de Colom Argueta siempre ardió con el fuego de la Revolución de Octubre. Intentó inscribirse en el Frente Popular Libertador cuando ni siquiera tenía cédula de vecindad y participó, ya universitario, en las protestas por la imposición del gobierno de Carlos Castillo Armas.

Ahí le abren ficha en el Ejército y comienza a ser perseguido, indicaba su hermana, ya fallecida, Lulú Colom de Herrarte.

Sus ideas lo llevan varias veces a la cárcel y al exilio. Al regresar de Italia, en 1960, comienza a denunciar la corrupción del gobierno del general Miguel Ydígoras Fuentes y se gana su aversión personal. Lo arrestan la primera vez, acusado de esperar una goleta con armas de Cuba y de complotar con Fidel Castro para preparar una revolución en Guatemala…

El día que inscribió al FUR en el Registro de Ciudadanos, el 15 de marzo de 1979, comienza a despedirse de sus hermanos. Les cuenta que militares le han advertido de un plan para asesinarlo, pero que el propio Gobierno se lo ha desmentido.

En el fondo, sabe que sus días están contados. La mañana del 22 de marzo, sale de su oficina en la cuarta avenida de la zona nueve, sin imaginarse que eran los últimos minutos de su vida.

El comando Seis de la Policía y el Ejército tenían preparado, desde temprano en la madrugada, un plan para asesinarlo. Lo acribillaron a balazos a unos pasos del Parque de la Industria. En los alrededores del lugar fueron vistos el jefe de la policía secreta y el de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) en Guatemala.

Hay quienes afirman que un helicóptero, al mando del general Barrios Cancinos, entonces jefe del Estado Mayor de la Defensa, dirigió el operativo desde el aire.

Treinta y nueve años después, el crimen continúa impune…

Adaptación artículo publicado por el diario Prensa Libre

http://www.prensalibre.com/hemeroteca/manuel-colom-argueta-hombre-de-esperanza

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