La batalla por la rectoría

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Créditos: Jorge de León. El periódico
Tiempo de lectura: 4 minutos

Por: Manolo Vela Castañeda manolo.vela@ibero.mx

Las elecciones para la rectoría de la Universidad de San Carlos transforman esa casa de estudios en un circo gigante.

Por los pasillos, inundados por la propaganda proselitista, pueden verse cafeteras gigantes para el que quiera pasar y servirse. Es un regalo, uno más, del candidato Murphy Paiz. El café viene con pan dulce: conchas, bigotes, hojaldras, batidas, sin faltar las champurradas.

Bocinas, muchas bocinas, desde donde todo el día van a reproducirse jingles adaptados del Despacito de Luis Fonsi, y del ya clásico El chofer, de Vicente Fernández. “Des-pa-cito/ Carlos Sierra es el favorito…” “Para Rector, Sierra señor/ rival no hay para vencer/ lo que ofrezca otro no lo vamos a creer/ todos por Sierra votarán/ En los colegios profesionales lo consideran ser de principios cabal/ en las escuelas y facultades a diario dicen que seguro Sierra es mejor”. Vaya campañas las de los doctores.

Y entre el olor a café y la estridencia de las bocinas, los candidatos y su séquito caminan por los edificios anunciando el mitin, al mismo tiempo que van repartiendo números para las rifas que allí mismo se realizarán: hornos microondas, licuadoras, ollas de presión, lo que sea. Quien quita y ese día, además de haber llegado a escuchar su clase, cualquiera pueda tener la suerte de ganarse el microondas con el que sorprenderá a todos al regresar esa noche a su casa.

Fotoarte: Jorge de León. El periódico

Los candidatos aprovechan el atraso tecnológico del que ellos mismos han sido parte, –el doctor Carlos Sierra fue director de Administración durante ocho años, de 2002 a 2010– y regalan señal de wi-fi. Claro, a cambio, los que quieran aprovechar la oferta tienen que dar su correo electrónico y aceptar –en adelante– que les saturen sus dispositivos de propaganda.

Y así sigue la lista: cuadernos repletos de propaganda, pero que sirven para hacer apuntes de las clases, vallas, mantas vinílicas, memorias USB, leyes para los estudiantes de Derecho, y hasta calendarios de la Copa Mundial de fútbol, todo se vale en esta carrera para llegar a la rectoría.

Aparte están las grandes representaciones: las reuniones sociales, las cenas, los desayunos, las fiestas en hoteles para trescientas, quinientas personas.

Y así, las elecciones pasan en un derroche que no tiene fin. El problema de los candidatos no pareciera ser el dinero, sino la inventiva para gastar más, más y más.

Y esto no es cosa de poco tiempo, sino que se extiende por un largo periodo. Aquí la regla es que terminada una elección empieza la otra.

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¿Pueden campañas de este tipo ser pagadas con los fondos de profesionales universitarios que se ganan la vida con decencia? Por supuesto que no. Desde mucho tiempo atrás, en la universidad circulan –con libertad– capitales mafiosos que financian a estos candidatos.

Y claro, la pregunta es ¿a cambio de qué? De posiciones en las instituciones en las que representantes de la universidad tienen un papel determinante, la Corte de Constitucionalidad, la Corte Suprema de Justicia, la Junta Monetaria, entre otros muchos; contratos con constructoras para la infraestructura que la universidad precisa; plazas como asesores para amigos, familiares y amantes; y hasta concesiones para instalar cafeterías, centros de fotocopiado o algún changarrito. La rectoría es un hervidero de intereses.

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El doctor Carlos Sierra, por ejemplo, el candidato, ha pasado ocho años, si, ocho, desde que en 2010 dejó el cargo que tenía como director de la Diga, la poderosa Dirección General de Administración, como uno más de los más de noventa asesores con los que la rectoría cuenta. Este año, para hacer su campaña, –porque ¿qué otra cosa puede estar haciendo el señor? tiene un contrato, como consejero de dirección de la Diga, la Dirección General de Administración, de enero a junio, con un salario de Q32 mil mensuales. Vaya perfil para llevar adelante los cambios que la universidad necesita.

Cuando fue decano, el ingeniero Murphy Paiz recibió de manos del diputado Óscar Armando Escribá Morales, quien entonces se desempeñaba como director de la Unidad de Conservación Vial (Covial), contratos por Q2.5 millones para el mantenimiento de carreteras, en una clara violación del Artículo 80 de la Ley de Compras y Contrataciones del Estado: aquí se establece que no es posible ser funcionario público y al mismo tiempo contratista del Estado. Pero la Contraloría General de Cuentas dejó pasar el caso por el inmenso poder que la rectoría y la universidad tiene en la designación del Contralor General de Cuentas. Desde este vínculo, Usted lector, puede ver las adjudicaciones:

http://www.guatecompras.gt/proveedores/consultaDetProvee.aspx?rqp=10&lprv=4516

http://www.guatecompras.gt/concursos/files/110/547719%40certificacion.pdf

http://www.guatecompras.gt/Concursos/consultaConcurso.aspx?nog=547719&o=0&lper=2008&lprv=4516

http://www.guatecompras.gt/Concursos/consultaConcurso.aspx?nog=437123&o=0&lper=2007&lprv=4516

http://www.guatecompras.gt/Concursos/consultaConcurso.aspx?nog=224243&o=0&lper=2006&lprv=4516

Esta semana el Ministerio Público allanó oficinas del diputado –electo para la presente legislatura por el partido Líder– Escribá. Tras la debacle de Líder, junto a otros diputados, Escribá organizó el Bloque Legislativo Alianza Ciudadana. Escribá es el eje de una profunda investigación sobre contratos de construcción anómalos. Todo apunta a que la hora de la justicia finalmente está llegando hasta el ingeniero Murphy Paiz. ¿Es este el profesional que puede dirigir los destinos de la universidad? Creo que no.

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Pero este dos, tres y cuatro de mayo, Ustedes, sancarlistas, tienen la oportunidad de cambiar el rumbo de nuestra casa de estudios. No desperdicien esta oportunidad de dar el viraje que la academia precisa.

A los estudiantes: si fue posible arrancarle la institución estudiantil, la Asociación de Estudiantes Universitarios Oliverio Castañeda de León, a las mafias, este es el momento para que la rectoría deje de ser lo que hasta ahora ha sido: una cueva de mafiosos.

El voto a favor de Hada Alvarado es un voto a favor del cambio que la universidad necesita.

Hada Alvarado ha sido la única candidata que –durante esta campaña electoral– ha presentado ya tres informes donde se detallan sus fuentes de financiamiento y sus gastos.

Hada Alvarado es una profesional que cuenta con un proyecto claro para enfrentar las diversas manifestaciones de la corrupción, que tiene la independencia para llevar adelante este proyecto, y que se ha hecho rodear del mejor equipo de profesionales, capaces, pero también de una honestidad probada.

Fuente:  elperiodico.com.gt

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