Créditos: Francisco Rodas
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Texto e imagen: Francisco Rodas

FCN-Nación llegó al Congreso con la cola entre las piernas, porque su bancada apenas contaba para armar un equipo de futbol y sin suplentes. De pronto, gracias a que en los parlamentarios corre el transfuguismo por las venas, se convirtió en bancada mayoritaria.

Como en todas las fiestas de salón, los colados fueron más que los invitados: 11 eran de la familia y 26 felicitaron a la quinceañera sin darse cuenta que estaban en una boda.

Todo iba bien hasta que la pandemia de antejuicios ha hecho que del matrimonio sólo quede respetar la lealtad de estar en las buenas y en las malas, hasta que la cárcel les separe.

Los cónyuges contaban con llenarse de hijos pero lo están pensando, ya que los que tienen les quita el tiempo y el sueño para mantenerlos vivos. No es cómodo encontrarse con que uno de cada tres de sus miembros tiene antejuicio, y de ellos 7 son de los colados. Eso pasa cuando el amor es ciego.

En sus creencias más religiosas que políticas, le apostaron a una jornada de sanación que redimiera no sólo a los pactocorruptistas, sino también a los que están en el purgatorio del Zavala.

Atosigados de cálculos optimistas, el caldo les salió más caro que las albóndigas. De la relación ya solo quedan las apariencias, y en el segundo aniversario ni siquiera tuvieron control de los preparativos. Como maestro de ceremonias se contaba con el vecino que la hace malamente de comediante, pero no fue así. El cargo lo asumió el otro vecino que no cuenta chistes, porque lo de él es pasar encima de las cabezas, es decir, es peluquero.

A la familia le dieron cupo en la orquesta que amenizó el acto, pero el director fue el hijo del barbero porque ─se rumora─, a él también le pela quedar bien con la clientela.

El festejo no tuvo mayor éxito y encima no tienen para pagar la factura, ya que se quedaron sin fondos. Ni un teletón ni los fantasmas con plaza los salva.

Ahora están por ratificar nuevamente las nupcias con músicos no pagados e impedidos de pedir a Dios que los ampare, porque eso fue su ruina. No Dios por supuesto.

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