Créditos: realidadguatemalteca.blogspot.com
Tiempo de lectura: 3 minutos

Por: Factor Méndez Doninelli

La sandez de las élites oligarcas y la sujeción de la caterva de lacayunos, testaferros e indoctos impide avanzar en la consolidación de la paz, la reconstrucción del tejido social, el progreso y desarrollo de la gente y el país.

Al cumplirse hoy, el 21 aniversario de la firma del acuerdo de paz firme y duradera que puso fin a 36 años de conflicto armado interno 1960-1996, el Estado y Gobierno siguen en deuda con la sociedad, porque se cierra otro año sin que la paz se consolide, por falta de voluntad política para cumplir con los compromisos adquiridos en los acuerdos, por eso, ahora son más los rezagos e incumplimientos que los avances cumplidos.

Los indicadores económicos sociales actuales, indican que estamos retrocediendo, en otras palabras, hoy estamos peor, más atrasados que hace 20 años. La pobreza se ha extendido y crecido, más de la mitad de los niños menores de cinco años padecen desnutrición, tenemos el primer lugar de muerte por desnutrición crónica infantil, alta tasa de desempleo, bajos salarios, explotación de mano de obra agrícola, femenina e infantil, déficit de viviendas, de salud y educación. Somos uno de los países más desiguales e inequitativos de América Latina.

¿De qué podemos alegrarnos? Tales indicadores reflejan una terrible realidad que no corresponde con un país que debería estar en pleno desarrollo, construyendo la paz, el progreso social y el bienestar común. Por eso hoy, los habitantes no tenemos el mismo entusiasmo por celebrar lo que en 1996, fue una luz de esperanza para mejorar el futuro de la sociedad y del país, sin saber que resultó ser una  quimera.

Fotografía: realidadguatemalteca.blogspot.com

Por otra parte, el anuncio del presidente Jimmy Morales en la víspera de la Navidad, relacionado con trasladar la embajada de Guatemala en Israel, de Tel Aviv hacia Jerusalén, ha provocado reacciones encontradas, para muchos es una decisión unipersonal en consonancia con la política exterior estadounidense y un acto de servilismo con la presidencia imperial, pero también, un servilismo individual del mandatario Morales con el Gobierno israelí.

¿De qué soberanía nos hablan los gobernantes? En lugar de que el Gobierno guatemalteco sea ejemplo, actuando en consecuencia, haciendo contribuciones a la paz nacional e internacional, adopta decisiones precipitadas que van contra la corriente histórica, contra la voluntad de la comunidad mundial y en total violación a normas del derecho internacional, por tanto, son decisiones nefastas porque no contribuyen a la paz mundial, mucho menos a mejorar la imagen de país.

En este punto viene lo más delicado, lo que representa mayor peligro para el país y sus habitantes, en lo económico es previsible un posible bloqueo de productos guatemaltecos en el mercado árabe, en primera línea, el daño será para los pequeños y medianos productores de cardamomo, quienes están en riesgo ante un futuro de incertidumbre.

En lo político, no puede descartarse un escenario de ajuste de cuentas, es decir, una reacción de grupos fundamentalistas, fanáticos o extremistas que se cobren la imprudencia del Gobierno guatemalteco, ejecutando actos terroristas que pueden resultar en saldos trágicos con pérdida de vidas humanas, por lo general, de civiles inocentes, nada raro sabiendo que ahora el terrorismo es transnacional y puede actuar globalmente. En este sentido, la decisión del presidente Morales a favor de Israel, viola el derecho internacional, es nefasta y peligrosa para el país.

Guatemala, 29/12/2017.

Publicado en La Hora

COMPARTE