La dignidad y la vida por encima de las lógicas del capital

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Créditos: http://barrancopolis.com
Tiempo de lectura: 3 minutos

Por: Sergio Castañeda

Nunca está de más recalcar que la corrupción que prolifera en este país es un efecto más de un sistema basado en el despojo, el saqueo y la explotación como en el que estamos inmersos. Donde las lógicas del capital imperan por encima del resguardo de la vida. Respecto a la actual crisis que se vive en este territorio podemos hablar de pactos de élites y de una lucha de poderes de derecha. Sin embargo para quienes apostamos por la búsqueda de soluciones estructurales estas crisis representa una gran oportunidad y el agudizarla es necesario. Y es que entonces vemos como la lucha contra la corrupción ha tocado a buena parte de la mal llamada “clase política” que en lugar de administrar lo público en función del pueblo ha robado y vulnerado aún más a la población. Más allá del descaro que representa el robo de tanto dinero lo que está en juego es la vida y la dignidad de los guatemaltecos.

Hace unos días fue el CACIF quien, a través de un comunicado descargó sus descalificaciones contra los pueblos en resistencia y contra todos aquellos que defienden la vida y se oponen, por ejemplo, al hurto de los ríos, a la contaminación, al acaparamiento de tierras agrícolas para la producción de productos de exportación que solo benefician a los denominados mega-proyectos y resultan profundamente dañinos para las comunidades. Recordemos, pues, que los proyectos del capital suelen ser extractivos y acumulativos. Esa es su lógica y es así como buscan fortalecer y conservar su sistema. Buena parte de esa cúpula empresarial que, cabe mencionar, no es un grupo del todo granítico, sabe que las investigaciones contra la corrupción tarde o temprano los voltearán a ver. Por eso, aunque hablan desde una supuesta “independencia” de posición respecto a la crisis, su discurso denota, entre líneas, su evidente postura.

Ahora bien, respecto al 2015 podemos hablar de movilizaciones pero no de un movimiento social consolidado. En aquel entonces hubo dos posturas contrarias que nos sirven como insumos para el análisis; estaba aquella que desde la ingenuidad y oportunismo declaraba que “guate ya había cambiado” y, por otro lado, la que defendía que absolutamente todo fue una manipulación y no sucedió nada de nada. Con la ventaja que da el tiempo para matizar pienso que, obviamente, no hubo cambios profundos ya que la situación respondía a diversos factores de raíz que no se lograron tocar y se evidencian en crisis como la actual pero sí que podemos ver como se fue despertando cierta conciencia y sensibilidad en buena parte de la clase media capitalina que antes de eso, se encontraba despolitizada o indiferente; cuestión que no es poca cosa pero que si no se trabaja precisamente para la conformación de una fuerza social que pueda articular con otros sectores, poco ayuda para los problemas tan complejos que nos aquejan…

Menciono esto ya que tras el convulso año 2015 fue el FCN Nación con Jimmy Morales y Jafeth Cabrera la opción más viable para las élites en su búsqueda por conservar un sistema como al que hacemos referencia. Es decir que se logró la conservación del modelo reaccionario que tenemos, por encima del comienzo de una apertura mucho más democrática por la que muchos abogaron en aquel entonces. Por lo que el llamado en este momento es a la unidad de los diversos sectores que reconocen que los problemas de este país son estructurales e históricos. O de otro modo ¿Cuánta segregación más, dentro de nuestras propias organizaciones, toleraremos?

Acá es donde debemos hablar sobre buscar la unidad de campo-ciudad. Así como la articulación de los diversos sectores históricamente oprimidos, es decir, pueblos originarios, mujeres, sindicatos, comunidad LGBTI, estudiantado etc. (Reconociendo que son los pueblos originarios, hoy por hoy, la base más fuerte de resistencia y esto, no solo a nivel nacional sino latinoamericano). El asunto también es como lograr la suma de más personas a la causa. Para esto es fundamental el concepto, que nace en el feminismo, de “interseccionalidad”; para vislumbrar de mejor manera que las diferentes opresiones y exclusiones tienen raíces en común y comprender cómo ocurre la injusticia sistemática y la discriminación y desigualdad social desde una base multidimensional. Hablamos de un sistema económico y político que golpea y vulnera a todos los ciudadanos de a pie. Con las claras diferenciaciones y niveles, claro está.

Hace apenas unos días la CSJ dio trámite al antejuicio contra el presidente Jimmy Morales, por lo que ahora el asunto se traslada al legislativo y será el pleno del Congreso quien decida si declaran con lugar o no el antejuicio. Es hora de exigir, pues, a los señores diputados que cumplan con su papel; el cual es representar los intereses populares. Son mínimo 105 votos los que exigimos para dar con lugar el antejuicio. Y es que están los que se oponen a la lucha y a las investigaciones contra la corrupción –para conservar su statu quo basado en un poder constituido históricamente por nefastas acciones- y el pueblo que resiste desde hace siglos y que en esta crisis vislumbra una oportunidad de pensar que todo puede ser de otra manera. De una manera donde la vida en todas sus dimensiones y la dignidad del ser humano sean prioridad por encima de las lógicas mercantiles y del capital.

 

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