Créditos: villacanales.com
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Por: Carlos Ernesto Cano

Te levantás un jueves y te disponés a ir al hemiciclo parlamentario, llamás a uno de tus varios asistentes para que te lleven el desayuno a la oficina de tu bancada, en el trayecto de tu casa a la oficina parlamentaria, le das unas cuantas monedas a un niño que pide dinero bajo un semáforo.

Ya en la bancada te limpiás el resto de comida, que ha caído sobre tu traje Armani, con varios rollos de billetes de a cien que te han llevado unos señores entacuchados. Esos billetes son producto de varias veces que has votado a favor de las leyes que les benefician a esos señores entacuchados, tales como: la “ley Monsanto”,  la “ley ganadera” la “ley Tigo”, entre otras.  Ya en el pleno legislativo, de la manera más vulgar y más burda votás en favor de varias leyes para aprobar: la esclavitud, la trata de blancas, las violaciones sexuales, el racismo, el clasismo, los “escuadrones de la muerte”, que la jornada laboral dure 14 horas, la pena de muerte, entre otras aberraciones sociales.

Al finalizar el día llegás a tu casa, le rezás a Dios y le pedís abundancia y sabiduría para que sigás legislando a favor de pederastas, narcos, pastores de iglesias evangélicas, oligarcas y militares. En fin, pedís por una infinidad de bendiciones para vos, tu familia y tu bancada…

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