Créditos: Prensa Comunitaria Km. 169
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Por: Carlos Fernández.

@carlosfercid

Hace dos años un grupo pequeño de personas, a la hora de almuerzo, con latas vacías, pitos, baldes de plástico que se rompían de tanto pegarles y otros artefactos artesanales nos concentrábamos frente a Casa Presidencial para gritar consignas contra el régimen corrupto de Otto Fernando Pérez Molina e Ingrid Roxana Baldetti Elías, desnudado por la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala –CICIG-  .

Un colectivo que se conformó de manera espontánea, por decirlo de alguna manera y que de a pocos fue ganando visibilidad gracias al uso de las redes sociales en donde se posteaban fotos, videos y documentos de los “Plantones por la Dignidad”.

Algunos, no podemos negar éramos orgánicos y con años de militancia en el movimiento social, otros, ciudadanos que por su historia de vida se sentían comprometidos con la profunda transformación que necesita Guatemala.   Importante es aclarar que los “orgánicos” que manifestamos desde el principio, lo hicimos sin el apoyo moral, económico o político de las organizaciones. Así es, sin apoyo.  En más de una ocasión, inquirimos si los liderazgos del movimiento social iban a sentar postura, más allá de los tradicionales comunicados que nadie lee y la respuesta siempre fue, por decirlo de alguna manera tibia. La coyuntura, era compleja y por mucho los rebasó, en tanto lo que se empezaba a gestar desde las redes sociales crecía a un ritmo sostenido y el malestar ciudadano que se expresaba de distintas maneras era abrumador.

Aun con ello, continuamos “violentando” la falta de postura y apoyo de los liderazgos tradicionales del movimiento social, manteniendo la presencia frente a Casa Presidencial a la hora del almuerzo, donde se fueron incorporando jóvenes de distintos estratos e ideologías fuera de los horarios laborales.   En la medida que el foco de algunos medios de comunicación se centró en los “plantones”, así fue creciendo la afluencia de personas.  E insisto, todo esto sin apoyo orgánico.

Fotografía Nelton Rivera.

Los matices que el movimiento tomó, fueron producto del crecimiento del malestar expresado en redes sociales y las diferentes auto-convocatorias que distintos grupos hicieron, para empezar a tomar la plaza, lo que derivó en historia por todos conocida. Guatemala se había encabronado, permítaseme el exabrupto y las cosas habían sobrepasado el límite de tolerancia que el ciudadano silenciado, tímido y alejado de la política, solía permitirle a la clase política cundida de lacras provenientes de distintas “ideologías”. La conducta asimilada por años de persecución, secuestro y asesinatos selectivos que generaron una cultura de “no meterse en babosadas”, llegó a su fin.   Nuevos liderazgos surgieron, lo que dieron origen a lo que algunos sectores de la cooperación denominaban, la “nueva guardia de los derechos humanos”, que había surgido de la Plaza.

El movimiento de ese entonces tuvo varias características, pero la principal y criticada por muchos fue la ausencia de un liderazgo claro.  Por supuesto, más de alguno/a intentó arrogárselo, pero la misma Plaza se declaró libre de liderazgos y se abrió a todas las voces y posturas, pero que coincidían con la necesidad de refundar el Estado guatemalteco.

Dos años después, la situación del país se ha deteriorado nuevamente, gracias a los despropósitos de Jimmy Morales, quien es secundado por la gran mayoría del sistema político del país que ven en la CICIG un monstruo que los va devorar  y por ello, pretendieron expulsar a Iván Velásquez, quien a diferencia de sus antecesores ha realizado un buen trabajo y que junto al Ministerio Público –MP- que dirige Thelma Aldana, han formado una mancuerna única en la historia del país para el combate al crimen organizado instalado en el Estado.

Al lado de estas batallas que se realizan desde el MP y la CICIG, se está llamando a la población a que asista a la Plaza, para desmontar a la cúpula corrupta que se ha desnudado frente a los ojos de toda la población y se atrinchera en la institucionalidad pública cooptada por intereses mafiosos.

Aún con todo lo que ocurre, las interrogantes son: ¿por qué los ciudadanos no se agregan a los llamados de manifestación? o ¿por qué las redes sociales antes fervientes en contra del régimen corrupto de Molina/Baldetti, hoy permanecen disgregadas?,  ¿qué hace falta para que la plaza se vuelva a llenar como en 2015?

Algunas repuestas pueden ser, que ahora el movimiento social, mismo que en 2015 fue rebasado por la coyuntura, en esta oportunidad se adelantaron a convocar a la Plaza y esto ocasionó, rechazo y desconfianza en algunos sectores de la población; No, no me refiero a los sectores de derecha que son típicamente los que muestran su desafecto a estos grupos, sino a los ciudadanos “comunes” que no se sienten representados por quienes convocan.   Esa salida anticipada, produjo un efecto contrario al esperado.  A esto hay que sumar, los resultados de la gesta de 2015; un Maldonado Aguirre colocado por el Congreso para que el sistema permaneciera intacto hasta la transición; Ausencia de reformas profundas a la Ley Electoral y de Partidos Políticos las cuales fueron retrasadas con la vieja conocido de “hagamos mesas de trabajo”, con lo que ganaron tiempo para hacer un mamarracho de reformas que no reforman nada;  Polarización de las posturas que una vez coincidieron en la Plaza en cuanto a la ruta a seguir para refundar el Estado.  Botar a un presidente manteniendo a los diputados es infructuoso, porque ellos/as van a perpetuar el sistema; entre otras reflexiones que se pueden hacer.

En este punto, valdría la pena que los colectivos se detuvieran a pensar la mejor ruta para continuar la lucha contra la corrupción.  La Plaza aunque necesaria, es insuficiente para lograr cambios, en tanto cualquier tema de trascendencia terminará llegando a la guarida de nefastos conocida como Congreso de la República de Guatemala.   Proponer defenestrar a Jimmy Morales por financiamiento ilícito, haciendo a un lado al Congreso no tiene sentido. Porque según el Tribunal Supremo Electoral, el MP y  la CICIG, todas las fuerzas ahí representadas han sido tocadas por financiamientos de dudosa procedencia y esas fuerzas políticas, serán las que escojan a los sucesores de Jimmy Morales y Jafeth Cabrera en el muy remoto escenario que renunciaran.

Y digo remoto, porque aunque los sucesos de las últimas semanas han sido graves, nunca llegaron a su zenit, porque los daños fueron controlados por la filtración de información que detuvo la posible salida de Iván Velásquez.   Un escenario diferente sería que dicha fuga de información no se hubiera dado y que Morales consumara los hechos de manera furtiva.  Pero el mundo de los hubiera no existe y los posibles daños fueron contenidos por recursos legales, rechazo de la comunidad internacional y un movimiento ciudadano de redes que acuerpó a Velásquez.  Así que en el punto donde estamos, quizá sea por eso que la población no ve amenazada la lucha contra la corrupción, en tanto la institucionalidad de CICIG y MP permanecen intactas.

Quienes me conocen, saben que de idealista poco, pero me quiero permitir retomar la genuinidad del movimiento de 2015 de gente no orgánica, auto-convocada, comprometida, sensata y con claridad política, que fueron la chispa que dio origen a ese despertar ciudadano.  Con el perdón que me merecen los líderes del movimiento social y sin desmerecerlos/as, pero en 2015 sin ustedes la gente logró reunirse y coincidir.  En ésta ocasión, se adelantaron demasiado y eso pudo tener un efecto paradójico. Basta con darse una vuelta en las redes sociales para recoger impresiones de la población en este punto y a explicar por qué no se ha generado la agregación ciudadana a las manifestaciones convocadas, que en este punto, deberían ser masivas.

Para decirlo más claro ¡dejen que la gente se organice sola carajo!  Ya en 2015 la población lo logró y en 2017 no será distinto. Pero el timing, quizá no es aún el de la Plaza, sino el de acuerpar a CICIG y el MP en la labor que realizan.

En el caso que Morales y el Frente Nacional de Corrupción que le acuerpa continúen en la ruta que han trazado, no tengo dudas que la plaza resurgirá y espero que no solo se limite al Presidente, sino se extienda hacia el Congreso de la República para que las cosas en realidad inicien un proceso de cambio.

 

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