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Por: José Cruz

Analistas políticos de izquierda de Guatemala, están lanzado la consigna simplista y reduccionista de que lo que está ocurriendo en nuestro país es un “golpe de estado blando” operado por los intereses norteamericanos. En sus análisis ponen todo el énfasis en el papel jugado por la embajada gringa y el plan Alianza para la Prosperidad del gobierno de EEUU. Este enfoque está sesgado por la influencia de la embajada de Venezuela en Guatemala que busca imponer su línea de análisis en defensa de la soberanía del pueblo venezolano, sobre sus aliados de izquierda en el país.

Jimmy Morales está completamente aislado, no tiene apoyo de ningún sector social legítimo, su gobierno está asociado y comprometido con todas las formas delictivas de acumulación de capital:

Fotografía: cabledx.tv

Jimmy Morales no es Nicolás Maduro.  Los hechos que están ocurriendo en Venezuela no son el marco adecuado para analizar los eventos de la actual coyuntura política guatemalteca.

 

  • Con el narcotráfico vía El Fantasma;
  • Con las empresas de la construcción vía los financiamiento electorales ilícitos de los miembros de la Cámara de la Construcción y el CACIF;
  • Con el sector extractivista vía la implementación de la llamada “guía para la consulta a pueblos indígenas” en favor de los sector de generación hidroeléctrica y minería;
  • Con los operadores del contrabando vía sus vínculos con las mafias militares enquistadas en aduanas desde los tiempos del conflicto armado;
  • Con los propietarios de las empresas farmacéuticas vía los contratos de saqueo contra la salud del pueblo en el IGSS y la red hospitalaria nacional;
  • Con los chatarreros exportadores de metales robados;
  • Con los operadores de la trata de niñas, encubriendo a los miembros de la tropa loca responsables del crimen del Hogar Seguro Virgen de la Asunción;
  • Con los ladrones de granadas y armas que operan desde adentro del ejército nacional;
  • Con las mafias militares que controlan los hilos de las maras para crear escenarios de violencia terrorista y mantener en vilo a la población, sumida en la desesperación provocada por la delincuencia común;
  • Con los dueños de los partidos políticos tradicionales y sus diputados mafiosos;
  • Con los ladroncitos poquiteros como su hijo y su hermano Sammy que se enriquecen falsificando facturas de compras con el presupuesto público;
  • Con los potentados de los medios de comunicación corporativos que controlan prensa, radio y televisión, y los ahora llamados call centers, que manipulan mentes y corazones de la población, para eternizar el régimen de corrupción y saqueo.
  • Con los ancianos genocidas del conflicto armado que se enriquecieron despojando impunemente a comunidades víctimas del conflicto y saqueando el erario público;
  • Etcétera, etcétera…

Nicolás Maduro por su parte enfrenta una ofensiva brutal del capital transacional obsesionado por el control del petróleo venezolano. Maduro cuenta con el respaldo masivo de sectores populares de su país, donde es la clase media acomodada y la burguesía venezolana, históricamente dedicada a parasitar alrededor de la corrupción del sector petrolero, las que han encontrado cobijo y respaldo financiero y mediático de Wall Street y el complejo militar-industrial gringo, para sembrar un clima de desestabilización y así provocar el golpe de estado.

La acción política y social para expulsar del gobierno a Jimmy Morales no tiene nada que ver con la maniobra golpista de la reacción venezolana y el gobierno de EEUU.

La falta de lucidez para diferenciar los contextos venezolano y guatemalteco está llevando a la intelectualidad progresista guatemalteca a un callejón sin salida donde se confunde la retórica antiimperialista con la necesidad urgente de actuar masivamente contra los intereses oscuros guatemaltecos que ven a su adalid en el grotesco payaso que detenta la presidencia de Guatemala.

Nuestra posición debe orientarse a expulsar del gobierno y de las instancias de los tres poderes republicanos a toda la amalgama de corruptos, criminales y saqueadores de toda clase. Jimmy Morales es solo la expresión concentrada de la alianza oligárquica-militar con el narcotráfico.

Para que florezca Guatemala es necesario erradicar del poder a todos los actores responsables de este caos social y económico. Es especialmente importante erradicar al sector extractivista que ha convertido a Guatemala en una fábrica de pobreza exportadora de mano de obra barata a los EEUU, acaparando tierra y agua para sostener niveles de enriquecimiento personal que no tienen parangón en la historia de nuestro sufrido país.

Construyamos este indispensable frente social para expulsar a los responsables de la tragedia nacional construida impunemente por siglos, incluyendo a todos los sectores y fuerzas sociales de la vida que estamos enfrentando este sistema político y económico de la muerte. Unámonos los pueblos indígenas, los defensores de la vida, los territorios y el agua, los guías espirituales comprometidos con la justicia, los pueblos alzados contra el extractivismo, los trabajadores privados de todo derecho laboral, las organizaciones sindicales, los maestros de todos los niveles del sistema educativo, la juventud estudiosa que está retomado sus organizaciones históricas, los luchadores por la memoria histórica, los defensores de los derechos humanos, las feministas y las organizaciones de mujeres que cuestionan a fondo el régimen patriarcal, los colectivos LGTBI, los sectores medios de las ciudades y el campo que están hastiados de la incapacidad y la corrupción de gobernantes nacionales y municipales, los pequeños y medianos empresarios que se ven copados por el capital oligárquico. Que nadie se quede atrás, que todos se levanten para que florezca Guatemala.

Guatemala, 28 de  agosto 2017.

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