Créditos: Nelton Rivera.
Tiempo de lectura: 2 minutos

Por: Lucía Ixchíu

Fotografías: Nelton Rivera

Recuerdo como si fuera ayer, cuando escuché los audios de los gritos, los disparos y el  silencio que dejó la masacre del 4 de octubre del 2012, al pueblo indígena k’iche de Totonicapán al cual pertenezco, cuando manifestaban en la cumbre de “Alaska” kilómetro 169.

Apenas tengo memoria de las calles de Toto con un listón negro. Antes de ese día siempre hablaba con mi hermana, de que la guerra no nos había alcanzado del todo.

El saldo de la masacre del 4 de octubre dejó 6 personas asesinadas y más de 40 heridos de gravedad, 6 viudas, niños y niñas huérfanas, además del  tejido social de un pueblo entero roto, esta matanza fue parte del diseño de terrorismo de Estado del  corrupto y asesino gobierno de Otto Pérez Molina, no solo se dedicaron a desfalcar al Estado sino también a asesinar, masacrar, desaparecer, violar, imponer estados de sitio, criminalizar y detener personas que luchan y defienden la vida y sus derechos en todo el país.

El requerimiento fiscal en la acusación fue deficiente, lo que dejó la puerta abierta a la defensa de los militares para que pudieran pedir una rebaja de los delitos, cambiando el delito de ejecución extrajudicial en grado de tentativa, a desacato a la autoridad, los cuales tienen medida sustitutiva y ellos podrían salir en libertad.

La rebaja fue otorgada por la jueza Carol Patricia Flores, quien fue investigada por la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG) y el Ministerio Público (MP) por los delitos de lavado de dinero, incumplimiento de deberes y enriquecimiento ilícito. Los delitos actuales tienen medida sustituta y pueden salir en libertad.

Los 10 militares asesinos, tienen derecho a medida sustitutiva, tienen derecho a ver a su familia y a gozar de privilegios por ser militares y obedecer a sus superiores por masacrar al pueblo indígena de Totonicapán.

Marcos Chun Sacul, Felipe Chub Choc, Dimas García, Abner Enrique Cruz Pérez, Abraham Gua Cojoc, Ana Rosa Cervantes, Manuel Lima Vásquez, Edin Adolfo Agustín, todos bajo el mando del coronel Juan Chiroy Sal, dispararon a quema ropa contra civiles inocentes que iban desarmados.

El 1 de agosto del 2017 salió publicado en un medio digital una nota donde Juan Chiroy  pide justicia por la injusticia de su caso y se coloca como una víctima.

Pedimos justicia para la masacre del 4 de octubre del 2012 en la cumbre de “Alaska” kilómetro 169. El coronel Juan Chiroy Sal no es ninguna víctima, es un asesino de 6 campesinos indígenas inocentes que manifestaban por sus derechos.

Rafael Batz  y Santos Nicolás Menchú, de Pasajoc; Jesús Baltazar Caxaj Puac, Francisco Ordoñez, José Eusebio Puac Ordoñez, del cantón Chipuac; y Arturo Félix Sapón Yax, de Panquix siguen en nuestra memoria y su lucha  se sembró en tierra fértil.

Nosotros ya no volveremos a ver a nuestros hermanos masacrados, el pueblo ya no volverla a ser el mismo nunca.

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