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Esta novela fue entregada a su autor el 26 de septiembre de 1984, durante la semana cultural organizada por el grupo Editorial RIN 78, en la galería El D´Zunún de la ciudad de Guatemala. En esta ocasión el autor pronunció las siguientes palabras, con motivo del secuestro del poeta Luis de Lión (en 1987, tres años después, ya se había publicado su novela El tiempo principia en Xibalbá y sus cuentos Pájaro en mano, primer premio este último del certamen centroamericano de la Dirección General de Bellas Artes).

Texto Carlos René García Escobar

Mientras tanto, Luis continuaba sin aparecer.

“A mi casa llegó siempre con su sonrisa franca y cariñosa, el escritor amigo, tierno poeta, Luis de Lión. Mi otro amigo escritor, quien acababa de recibir su libro, Matusalén, hace pocos días, decía la noche de su discurso, que en Guatemala existen dos clases de escritores: los que están fuera del país y los que se han quedado dentro. Pero, haciendo honor a la verdad, que es la realidad cotidiana guatemalteca, esta noche, quiero añadir un tercer tipo de escritores nacionales que a (Fernando) Gonáz se le quedó fuera, quizá no olvidado, sino sencillamente omitido.

Me refiero a los escritores secuestrados, y también, porque su conciencia política les ha determinado su participación en la historia del país, a los escritores que han tomado la senda de lo que actualmente se denomina como subversión.

Luis de Lión, que como decía, llegaba siempre a mi casa con una grande y franca sonrisa, carcajadas que aún resuenan en mis oídos, ha sido para los que lo conocimos, uno de los más talentosos poetas que ha dado el país. Luis de Lión fue secuestrado el 15 de mayo del presente año y todavía no sabemos de su paradero. Sus amigos hemos querido levantar la voz y protestar para denunciar esta vejación, pero un atisbo de prudencia y cordura nos lo ha impedido, pues todos sabemos los riesgos que se corren porque atentan contra nuestra seguridad física y la de nuestros familiares.

Yo no puedo quedarme callado ante esta ignominia. Primero porque mi amistad y admiración para Luis ha sido siempre franca, sincera y profunda. Y segundo, porque creo que el secuestro de una persona es un crimen, un delito que ninguna ley ni autoridad ha penado todavía.

De ahí que cualquier secuestro es doloroso, y más aún, cuando este crimen nos toca las fibras más sensibles, sobre todo, cuando se trata de alguien que, como Luis, era o es un poeta de grandes alcances, y un escritor artesano de la palabra y de la frase. Ganador de varios concursos literarios, escritor de una novela: El tiempo principia en Xibalbá, autor de Poemas del volcán de Fuego que ganara la primera presea en Suchitepéquez este año.

Con una personalidad noble, con una sencillez y humildad a toda prueba, Luis me enseñaba sus trabajos y permitía que yo los criticara, y ambos, incursionábamos en este extraño y fascinante mundo que es la creación literaria.

Por eso, esta noche, quiero presentar de una vez por todas, a Luis de Lión, poeta, novelista y cuentista, para que todos lo conozcan y para que, si de algo sirve mi concurso, aparezca vivo, y siga siendo siempre para nosotros, el tierno amigo, el pulcro poeta.

El gran maestro, el amante de los niños, el único que se ha decidido a hacer de sus alumnos de cuarto y quinto año de primaria, pequeños poetas, y en el momento de su desaparición, pequeños cuentistas.

Por eso, y por mucho más, le he dedicado mi novela a Luis de Lión. Porque el mejor homenaje que le puede hacer un escritor que me ayudó a escribir esta novela con el auxilio de su noble crítica, es este, máxime ahora, que la tormentosa realidad política de nuestro país nos lo ha arrebatado de nuestro lado.

Muchas gracias.

Guatemala, 26 de septiembre de 1984.

Prólogo de la novela La llama del retorno

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