Créditos: Un muro pintado por mexicanos en la frontera con Estados Unidos. Foto: Acción Poética
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Por: Tik Las

No estoy a favor de ningún presidente del Imperio. Todos son marionetas de las grandes corporaciones. El atraso económico que sufren los países centroamericanos y otros países cuyos habitantes viven en condiciones de pobreza es porque están bajo las botas del tío Sam.

El sistema político de Estados Unidos se sostiene gracias al saqueo y a las imposiciones económicas sobre otros países. Y el sistema norteamericano no es culpable de todo. También son cómplices las marionetas que dirigen la política de los demás países que sufren el dominio de este imperio.

Un muro pintado por mexicanos en la frontera con Estados Unidos. Foto: Acción Poética
Un muro pintado por mexicanos en la frontera con Estados Unidos. Foto: Acción Poética

En Guatemala, por ejemplo, la historia reciente nos enseña que gracias al golpe de Estado contra el gobierno de Jacobo Árbenz, el país quedó hundido en la corrupción y la pobreza, que fue diseñada en Estados Unidos durante el régimen de Dwight Eisenhower. Gracias a la invasión norteamericana en la década del 50, Guatemala quedó sumida en la desgracia, y ahora sufrimos de las consecuencias de esos 36 años de guerra, en la que las víctimas fueron mayoritariamente indígenas. Muchos de ellos se fueron como emigrantes a Estados Unidos. Desde entonces siempre han sufrido el racismo y la discriminación.

Ahora aparece un blanco que muestra la verdadera cara de la maldad, del odio y del racismo de este imperio, y todo mundo pierde la cabeza: lo atacan y lo muestran como loco, desquiciado, etcétera. Y parte de los ataques que le lanzan se deben a que él amenaza con construir un muro en la frontera con México. Pero la construcción de este muro  comenzó desde hace tiempo.

La gente y algunos países dicen que un muro es peligroso y no cabe duda de que lo es. Pero más peligroso ha sido, es y será siempre, el muro psicológico que quienes controlan el mundo han logrado insertar en la mente y el corazón de quienes lo habitan.

El problema no fue Dwight Eisenhower, George Bush, Bill Clinton, Barak Obama o este racista de Donald Trump. El problema es el imperio, ese poder que extiende sus tentáculos en casi todo el mundo. Y no muchos lo ven. Por eso, el poder dominador pone a un sujeto o a un individuo enfrente para que sea atacado. De esta forma, la población no puede ver más allá.

Ojalá que este muro de hierro y concreto, y que este hombre blanco con su arrogancia, vulgaridad, odio y racismo, logren derribar un muro más peligroso, que es el que no permite ver la realidad. Y que los países llamados subdesarrollados se unan. Entonces vendrá el cambio entre tanto caos, odio y destrucción.

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