La violencia obstétrica invisibilizada

COMPARTE

Créditos: Internet.
Tiempo de lectura: 3 minutos

Por: Patricia Cortéz Bendfeldt

Fotografía: OK diario

Las experiencias son variadas: mujeres indígenas, mestizas, urbanas, rurales, guatemaltecas, europeas…todas mencionamos lo que nos tocó sufrir de violencia obstétrica. Deténgase un momento, ya sé que me va a decir que algunas “exageramos” y que “lo que los médicos hacen es facilitar el proceso” y que “las comadronas son más irresponsables”. Ok, estamos de acuerdo en que la obstetricia es una ciencia que intenta salvar la vida a dos personas: la madre y el feto y que, aun con todos los cuidados, la mortalidad en un hecho cotidiano puede ser muy alta, así como las complicaciones.

Hace unos días leía un artículo según el cual “las cesáreas no ayudan a la evolución de las mujeres”. Según este artículo, las mujeres con caderas estrechas debieron morir durante el parto y eso “hubiera evitado que, evolutivamente, las hijas heredaran esa característica”. ¿Usted también alzó las cejas? Digamos que tienen razón, que tal vez la muerte de mujeres durante el parto era (como lo es en las hembras de otras especies) una suerte de “control evolutivo” que evita que sus caderas estrechas (o cualquier otra característica “indeseable para el parto”) se transmitan a las hijas, evitando la muerte de la siguiente generación.

violencia obstétrica1

Este estudio evidencia, para mí, la forma en la que se nos ve desde una especialidad que ha convertido un proceso fisiológico normal en algo extremadamente medicalizado y mecanizado. Hace unos años me tocó “pelearme” en este medio con mujeres que “reivindicaban” su derecho a la cesárea electiva y a la analgesia epidural. Digamos que está bien, que tienen derecho a elegir sobre la forma de parir hasta ese extremo pero ninguna de las que propuso que tenían derechos sabía de las complicaciones que podían derivarse de estos procedimientos.

¡Vamos!, eso también es violencia obstétrica. Una mujer que no sabe que la cesárea y la epidural tienen riesgos y no tan pequeños, es una cirugía mayor con un proceso de recuperación demasiado largo.
Hablamos de violencia obstétrica: las mujeres llegan a un evento que debería ser fisiológico y normal: sin información, con muchos miedos y lo que es peor: sin poder de decisión.

Aunque las causas de muerte materna son muchas, la mayoría son prevenibles ante parto y no se pueden resolver en el mismo momento del parto. Las complicaciones intrahospitalarias tienen más que ver con la falta de sangre que con el proceso en sí, y el índice de cesáreas se ha disparado a más del 45 por ciento: casi la mitad de las mujeres que llegan a un centro hospitalario darán a luz por cesárea y de estas, menos del 10 por ciento fueron planificadas con antelación.

¿Por qué seguimos diciendo que hay violencia?

En primer lugar porque se niega la información a las mujeres y cuando se les da la información no se les permite tomar la decisión sobre su cuerpo: la posición, la velocidad del parto, el consumo o no de alimentos, la preparación previa (rasurado, enemas y otros que aún se usan). No se discute con la paciente sino que se le “ordena” insistiendo en que “es lo mejor”.

En hospitales saturados esto se aúna a la falta de privacidad, la sensación de “competencia” para parir (que salga lo más rápido posible) el exceso de exámenes vaginales, el monitoreo invasivo (no siempre necesario) y el trato irrespetuoso y machista por parte de hombres y mujeres (“tan grandota y tan chillona”, “si no chilló cuando se lo hicieron no chille ahora”, “déjenos trabajar, usted no sabe, no se levante, o mejor levántese y camine”) que no es necesario y que hace que algunas maternidades se manejen como salas de montaje, que recuerdan talleres de producción en masa: “que se cumplan los tiempos” en detrimento de la atención y provocando la deshumanización de la paciente.

Aunque se comprende la “buena voluntad” del personal médico, esto no justifica el maltrato ni el despojo de la voluntad que se le hace a la paciente. Entendemos que una persona “inconsciente” o gravemente enferma probablemente no comprenda la situación y otra persona deba tomar la decisión por ella pero, ¿una mujer embarazada está enferma?

Y aunque, los procesos médicos de “emergencia” han salvado a pacientes durante el parto, la evidencia científica apunta a que las causas son prenatales y tuvieron que verse durante los nueve meses y no en el momento más extremo.

Entiendo que en las condiciones en las que se atiende puede haber poco espacio para el “buen trato” pero, ¿acaso no podemos aprender?

COMPARTE