La lucha de los pueblos originarios en defensa de la Sagrada Agua y la Madre Tierra

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Créditos: Miembros de la Nación Piscataway (lado izquierda) lideran la gran Marcha con el sagrado tambor, símbolo del latido del corazón de la Madre Tierra.
Tiempo de lectura: 5 minutos

“…es una lucha en defensa de la Vida”

Por: Juanita Cabrera López, Nación Maya Mam

Washington, D.C. – El 10 de diciembre, Día de los Derechos Humanos, cientos de pueblos originarios y aliados entre ellos mujeres, hombres, jóvenes, ancianos, veteranos y líderes religiosos se unieron frente del Capitolio en Washington, D.C. EE.UU. El conflicto sobre el oleoducto Dakota Access Pipeline (DAPL por sus siglas en inglés) en el territorio ancestral de la Nación Standing Rock Sioux, ha generado las condiciones para una unión histórica entre diversas naciones de los pueblos originarios a nivel mundial. Esta muestra de solidaridad ha unido las voces, ceremonias y luchas de los cuatro puntos cardinales en defensa de nuestra Sagrada Agua, la Madre Tierra y los derechos de los pueblos originarios.

La lucha en Standing Rock destaca claramente las violaciones que muchos pueblos originarios han sufrido y siguen sufriendo. Por medio de nuestro cuidado de la Madre Tierra, 80% de los bienes naturales a nivel mundial se encuentran en nuestros territorios. No es casual que ahora las transnacionales vienen a buscar estos “recursos naturales” en nuestros territorios. Esto ha sido el caso de DAPL, cuyo proyecto sigue una ruta que cruza tierras reconocidas por tratados. La empresa tiene la obligación de respetar el derecho a la libre determinación y autonomía de la Nación Standing Rock Sioux y por ende, llevar a cabo un proceso de consulta. A pesar de que la Nación Sioux expreso su oposición al proyecto desde el 2014 debido al riesgo a sus sitios sagrados, patrimonio cultural, y contaminación a la única fuente de agua – el Rio Missouri – la empresa Energy Transfer Partners ha avanzado con la construcción del oleoducto. La empresa no solo ha violado los derechos de la Nación Sioux, pero por falta de permisos para esta construcción está en violación de la ley federal y tratados internacionales.

En la primavera del 2016 ante la amenaza del proyecto una resistencia y lucha pacífica nació en defensa de la sagrada agua. Esta resistencia fue liderada por los jóvenes y las mujeres y genero el apoyo de múltiples pueblos originarios, tanto que a finales de agosto cientos de pueblos originarios estaban presentes en los campamentos de resistencia y defensa en Standing Rock. A pesar de una lucha pacífica fundada en la espiritualidad y las ceremonias, la respuesta del Estado ha sido de violencia, militarización, criminalización y represión.

La primera ola de represión ocurrió en el inicio de septiembre cuando el pueblo fue atacado por perros y gases lacrimógenos afectando a mujeres, niños, hombres y ancianos. A finales de octubre más de 140 personas; incluyendo abuelas, abuelos, autoridades ancestrales y guías espirituales; fueron arrestados por elementos policiales, detenidos en jaulas para perros e identificados por números escritos en sus brazos como los números impuesto sobre personas del Holocausto en los campos de concentración. A finales de noviembre, la última ola de represión resulto en más de 300 heridos. El área entro en crisis cuando los protectores del agua y la policía entraron en un enfrentamiento, nuevamente resultando en una respuesta violenta y uso excesivo de fuerza por parte de la policía y fuerzas de seguridad de la empresa. Muchos sustentaron lesiones cuando la policía ataco al pueblo con cañones de agua en temperaturas bajo cero, causando alto riesgo de hipotermia. Adicionalmente, debido al uso de “armas no letales”, una joven fue herida severamente por una granada de conmoción cerebral y casi perdió su brazo por medio de amputación. Otra defensora del agua recibió un disparo en la cara con un bote de gas lacrimógeno, por ende, ella perdió la vista en su ojo derecho. El excesivo uso de fuerzas policiales, la militarización de tierras sagradas, la negligencia y racismo por parte del gobierno local y la empresa refleja el contexto actual de cientos de pueblos originarios en defensa de sus territorios.

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Standing Rock es un ejemplo de más de 524 años de despojo, de represión, de persecución y de muerte.  Es por eso que en octubre del presente año una delegación del Consejo Nacional de Autoridades Ancestrales Mayas, Garifunas y Xincas de Ixim- Ulew Guatemala fue a demostrar su solidaridad con la Nación Standing Rock Sioux, porque la lucha de Standing Rock es la misma lucha de la Nación Maya.  Esta nueva era de conflictos contra los pueblos originarios a nivel mundial es debido a la imposición de un modelo de “desarrollo” que resulta en conflictos, destrucción, y la muerte por defender el territorio, el agua, el aire, los animales y toda la madre naturaleza. El actual estado de saqueo y despojo que vivimos hoy es un efecto directo del legado de la colonización.  Esto fue el caso de nuestra difunta hermana, Berta Cáceres del Pueblo Lenca en Honduras por defender los ríos y la vida de su Nación.  Esto ha sido el caso de las autoridades ancestrales y los defensores del agua y la Madre Tierra ante proyectos hídricos como en Huehuetenango y los presos políticos; Domingo Baltazar, Rigoberto Juárez, Bernardo Ermitaño López, Arturo Pablo, Mynor López, Francisco Juan y Adalberto Villatoro, y el caso de los presos políticos en San Marcos; Domingo Baltazar, Rigoberto Juárez, Bernardo Ermitaño López, Arturo Pablo, Mynor López, Francisco Juan y Adalberto Villatoro y Tata Oscar Sánchez. Todas estas violaciones han sido por la falta de reconocernos como seres humanos con derechos como la libre determinación, autonomía y autogobierno.  Ha sido por no reconocer nuestros derechos colectivos a nuestras tierras, territorios y elementos sagrados.

Las energías que nos unen en este momento son ante una crisis de pensamientos, política, leyes y elites que manejan un sistema excluyente y racista contra los pueblos originarios y que es devastadora contra la Madre Tierra.  Para este sector, la Madre Tierra es mercancía pero para nosotros es sagrada, es vida, es nuestro futuro. Ahora más que nunca los pueblos a nivel mundial tenemos que unir nuestros pensamientos tal como lo hicieron nuestras abuelas y nuestros abuelos, reunidos en consejo y con ceremonia.  Es el tiempo de los pueblos, es el tiempo para crear nuevos caminos y demandar respeto de nuestros derechos, los derechos de la Madre Tierra y el futuro de las generaciones que vienen.

La resistencia pacífica en Standing Rock ha mostrado que los conocimientos ancestrales, las ceremonias y nuestra identidad como pueblos originarios es nuestro fuego. La fuerza de nuestra resistencia, lucha, y futuro nace en el sagrado fuego y los conocimientos ancestrales que dejaron nuestros abuelos y nuestros abuelos. Esta rearticulación nos ha dado luz y esperanza para el nuevo amanecer del quinto sol.
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