Créditos: Félix Acajabón
Tiempo de lectura: 2 minutos

 

Por: Miguel Ángel Sandoval

Fotografías: Félix Acajabón – El Periódico

El lunes 10 de octubre, vimos con sorpresa un plantón disuelto a puros gases lacrimógenos. Todo ocurrió en Villa Nueva por un bloqueo de carreteras. El tema es simple: un terreno utilizado como centro de recreación desde la época de Guatel fue “donado” o vendido para la construcción de una cárcel modelo o de alta seguridad –lo cual es siempre lo mismo- pero resulta que la gente que vive en esas colonias se opone con firmeza y deciden realizar un plantón, que como decía, fue disuelto con represión pura y simple.

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Esto ha dado como resultado que se discuta en las redes la idea de construir una cárcel modelo en los terrenos baldíos de Cayalá, una zona considerada residencial pero que la construcción no alteraría en nada sus paseos dominicales ni nada por el estilo.

Mientras que en Villa Nueva, se pretende utilizar un centro de diversiones y el único lugar de distracción de las comunidades que allí viven. Esto es un tema de política pública. Y sobre todo es un asunto de opciones políticas: o se construye entre los pobres y que se jodan o que se construya en los predios que rodean las residencias y que los de cuello blanco se aguanten. Esa es la disyuntiva. La ventaja de los terrenos de Cayalá es que se encuentran a unos 15 minutos de la torre de tribunales. Le toca emitir su opinión a las autoridades competentes.

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