Análisis  político a la tortrix

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Créditos: Estrategias y Negocios
Tiempo de lectura: 2 minutos

Texto: Miguel Ángel Sandoval

Fotografía 1: Estrategias y Negocios

Fotografía 2: revista Qué pasa

Un tema que llama poderosamente la atención es la idea que el asunto del Congreso es de personas, una de las cuales, el actual presidente, tendría dificultades para continuar al frente de la casona de la novena avenida, porque se dice que tiene mal carácter o a veces  grita las verdades a cualquier diputado y no lo hace con la zalamería habitual. Ese tipo de análisis es la política a la tortrix. Pues se olvida lo principal: la agenda aprobada y la pendiente.

No veo mucho tema en decirle a un diputado equis que tiene más de veinte plazas, hacerlo de manera fuerte. Solo falta que le pidan disculpas por decirle que tiene más de veinte plazas y que ello raya en un delito. O mejor, que es la ausencia total de ética, de valores del tipo que sean. Pensar que hay que usar el hipócrita estilo nacional para decir, señor, me podría hacer el favor de devolver las plazas porque fíjese que si no es alejado de  mis modales, ¡que bruto!

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Es la parte más débil del discurso que pretende descalificar una posición política, una agenda de trabajo de cambios, de ruptura, de nuevas rutas a la institucionalidad. Los cambios están a la vista, la ruptura es evidente y no hace falta más que recordar el incidente Rabbé para entender la dimensión de la ruptura. Las nuevas rutas de institucionalidad están pegadas con engrudo del bueno en la ley de régimen interior. En esas condiciones  ¿a qué tanto brinco?

El atropello fue cometido durante años y años por quienes ahora piden buenos modales, formas educadas, cuidado para decir las cosas, dulzura para decir que la irresponsabilidad llevó al organismo legislativo a un pantano y que sacarlo de donde está, es una tarea titánica. Hace falta recordar las leyes aprobadas en  estos meses, la transparencia instalada, el apoyo a la gobernabilidad nacional, la apertura a la ciudadanía, y luego en último lugar pensar en modales. O en caras nuevas recicladas. Faltaba más.

Recuerdo hace algunos meses cuando incluso  diputados progresistas,  por no entender las dinámicas que se estaban incubando y pegarse a los compromisos bajo la mesa,  tuvieron la gallardía de votar por Rabbé para la presidencia. ¿Vuelve la burra al trigo?

La opción es clara: o se apuesta por las reformas o por la regresión. Ese es el nudo que existe en el congreso hoy día. No se trata de poner gente con buenos modales, o gente que respeta las transas bajo la mesa, o supuestas nuevas caras. Es la agenda en curso y el riesgo de retroceso lo que está en juego. Y ahora solo el equipo actual puede dar garantías de continuidad, con roces o sin ellos, con Guate blanco o áspero. Es la agenda, que quede claro.

 

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