Créditos: Cuba US
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Por Miguel Ángel Sandoval

Fue un efecto de terremoto de intensidad desconocida. Cuba y EEUU intercambiaron presos políticos (espías) acordaron reanudar relaciones diplomáticas a nivel de embajadores y quedó la mesa servida para la discusión del cómo y cuando se iba a finalizar con el embargo-bloqueo que dura ya más de 50 años. La reacción mundial es favorable al fin del bloqueo y a las medidas audaces que deben disminuir la tensión, pactadas por los gobiernos de EEUU y Cuba.

Nadie tenía idea de las negociaciones secretas que con el patrocinio de Canadá y el Vaticano se llevaron a cabo durante varios años. Expertos de aquí y de allá no tenían la mejor idea de cómo se inició este proceso. O sea que el secreto diplomático funciono de buena manera. No hubo filtraciones, no se especuló, y no hubo gestos públicos de nada, salvo un saludo cordial en Johannesburgo en ocasión del funeral de Nelson Mandela, entre Obama y Raúl Castro.

Los dinosauros se quedaron con las cajas destempladas y ahora solo les queda entender que su tiempo ya pasó, que los anteojos ideológicos no sirven de mucho en la época actual y que es necesario saber que corren vientos nuevos. La cultura binaria de buenos y malos de comunistas y anticomunistas no existe más, la lucha por la libertad de la finca… es discurso  vacío, pues de lo que se trata pasa por otros parámetros.

Un ejemplo de ello se puede leer en un comentario de un señor Preti en Prensa Libre, que no oculta su desasosiego por el acuerdo alcanzado entre el gobierno soberano de Cuba y los EEUU. Sigue el mismo estribillo del reconocido cubano de Miami, Montaner, que sin salir de su asombro, lo único que implora es que los republicanos mantengan el embargo sin pensar en un momento en los beneficios que su fin llevaría a Cuba. Tan cubano él.

Quienes se congratulan por el  acuerdo alcanzado, seguirán brindando el trago de ron con refresco de cola, que se conoce en el mundo como Cuba Libre, salvo en Miami en la calle 8 en donde se le conoce como la mentira. Yo prefiero la Cuba Libre. Sirva este ejemplo para aquilatar el desfase en que viven quienes se piensan como en Miami, en la pequeña Habana.

Pero el columnista de Prensa Libre, anuncia tronante nuevos “enfrentamientos” pues quiere vivir en la impunidad absoluta; da pena ver propósitos como los suyos, propios de hace varias décadas.  Rechaza de corazón el acuerdo Cuba-EEUU, y en verdad dan lástima sus “argumentos”. Es la expresión`pinta y parada de la guerra fría, y en otras palabras podría ser calificado como más papista que el Papa. Tenía la impresión que era un poco más informado, pero  no es el caso. Tito Monterroso era clarividente.

Pero en su paranoia se refiere a un grupo de guatemaltecos que se han reunido para tratar de darle un rumbo a la sociedad guatemalteca, sumida como está en el caos, la corrupción y la antipolitica. Y la alarma del columnista, es que hay varias gentes que fueron de las organizaciones clandestinas que se alzaron en armas por las condiciones impuestas por los finqueros y los EEUU y entonces dice, asustado, se están juntando, se están organizando, dios nos agarre confesados.

Qué pena, pues todos sabemos que la democracia si quiere ser seria, es plural, diversa, multifacética. No descansa en la ideología del finquero.  Seria del mismo mal gusto que se le criticara por haber formado parte de las huestes del MLN. Como sabemos, desde la firma de la paz la militancia de quien así lo desee puede ser de forma política, vía partidos políticos u otras formas de organización,  en los marcos que nos brinda el actual ordenamiento jurídico del país.

Se me quedaba en el tintero. Soy de los revolucionarios que negociamos la paz que fue firmada el 29 de diciembre de 1996. Y dentro de los acuerdos quedó muy claro que la democracia debería de ser plural y sobre todo, incluyente, para no se repitiera la visión de finca del pasado que había dado lugar a la larga guerra y a la infame represión a la sombra de ésta. Salvo que este señor quiera reiniciar el largo camino que nos llevó a la guerra y posteriormente a la paz.

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