Por Prensa Comunitaria
Totonicapán: muchas personas recordamos cuando el pueblo Kiche decidió poner alto a la prepotencia del gobierno y las empresas. Miles de hombres, mujeres, adultos mayores, niños y adolescentes se movilizaban para demostrarle al Estado neo-liberal que su proyecto, no tiene otro camino más que fracasar.
El pueblo en la carretera Interamericana, una de las principales carreteras del país, a la altura del lugar conocido como Cuatro Caminos, miles de personas habían cerrado la carretera.
En el kilómetro 169, en el lugar conocido como Alaska, otro grupo, permanecía de forma pacifica, en resistencia. La comunicación en ese momento era a través de las autoridades de los 48 cantones y sus vocerías.
Todo apuntaba a un contundente golpe de presión al gobierno. No podemos cuantificar cuantas personas habían movilizadas ese día, pero si podemos aproximar que sobre pasaban las varias docenas de miles seguramente.
Las autoridades de los 48 cantones habían viajado a la ciudad capital, en el occidente del país la movilización y protesta pacifica de todo un pueblo, lograba en pocas horas la presión necesaria, para sentar al poder ejecutivo a negociar. Sus autoridades llegaron a la capital para que el presidente se sentara sin otro camino, más que atenderlas y atenderlos.
Nadie podía imaginar que ese día, la historia de terror que el Estado guatemalteco había implantado durante la guerra, se viviría nuevamente.
Un general como presidente, un teniente coronel como ministro de gobernación y otro como ministro de la defensa, usarían nuevamente la violencia del Estado en contra del pueblo de Totonicapán. Presionó del poder, seguramente, las perdidas para los grandes empresarios se elevaban con el transcurrir del paro carretero, presión de la empresa británica ENERGUATE, para bloquear las exigencia comunitarias.
Un contingente de militares llego directamente a Totonicapan, subieron de la base militar de Sololá, su objetivo finalizar con la movilización masiva. Un capital, soldados y fusiles hicieron el trabajo, una masacre fue el resultado, seguramente de la orden de un alto mando, nada se puede descartar.
La justicia para el pueblo no llega, el Estado evadió su responsabilidad, a pesar de ser el presidente él comandante en jefe de ese ejercito que había masacrado al pueblo. Ni ministros, ni los altos mandos del ejercito asumieron la responsabilidad de la masacre.
Exactamente 11 meses de la masacre la justicia no llega, el alto mando del ejercito incluyendo al presidente, no asumieron la responsabilidad directa por la masacre y los autores materiales de la misma, soldados y un oficial, buscan en tribunales evadir totalmente ante la justicia su responsabilidad.
A casi un año de lo ocurrido la justicia sigue secuestrada, no avanza, no camina, pero si se presta el juego de la impunidad.
Familiares de Jesus Puac, Arturo Sapon, Nicolas Batz, Josue Puac, Jesus Chacaj y Santos Hernández y autoridades de los 48 Cantones de Totonicapán, como pueblo maya Kiche buscan justicia.
Diecisiete años después de la firma de la paz, los pueblos empujan grandes esfuerzos por esclarecer las violaciones de los derechos humanos cometidas por el Estado de Guatemala, autores intelectuales y materiales de la tortura, desaparición forzada, secuestro, ejecución extrajudicial, delitos contra los deberes de la humanidad, Genocidio, violaciones sexuales entre otros.
¿El pueblo de Totonicapán tendrá que esperar esa cantidad de años para esclarecer la masacre del 4 de octubre y hacer justicia?
¿Tendrían que pasar mas de 30 años, al igual que el pueblo Ixil para enjuiciar a un general por Genocidio?
En la sala de Mayor Riesgo con la jueza Carol Patricia Flores todo es incierto. La audiencia en Torre de Tribunales para la presentación de pruebas en el caso por la Masacre de Totonicapán fue suspendida nuevamente, este viernes 6 de septiembre 2013.
