Por: Sergio Valdés Pedroni
Mucha gente sigue creyendo que la corrupción es la enfermedad, la clave de nuestros problemas, y se quedan sin voz pidiendo a gritos que Iván Velásquez sustituya a Jimmy Morales. Mientras tanto, el Cacif, las iglesias del fanatismo y los sectores oscuros del ejército (suponiendo que los hay de otro tipo) siguen gobernando y haciendo lo que quieren con las leyes laborales, con el patrimonio natural, con la historia, con la educación, con el deporte, con la salud pública ¡con todo!
La Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG) tiene que permanecer y debemos combatir la corrupción, pero sin perder de vista la enfermedad estructural y el desafío de fondo: regular el modelo económico, construir por consenso un capitalismo democrático para que el mercado esté dentro del país y no al revés, en función precisamente del bien común.
Corresponde al Estado como órgano rector, proteger y promover el bien común, así como las condiciones políticas, económicas y sociales que garanticen la justicia, la paz, la libertad individual y colectiva, la distribución de los beneficios del crecimiento económico, la protección del patrimonio natural y cultural de la nación y el acceso generalizado a los servicios esenciales (salud, educación, vivienda, etcétera).
¡Que los dioses portadores del tiempo nos asistan en esta larga lucha!