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Por Carlos Gerardo González.

El Frente Nacional Magisterial y el PGT

Con información de Lucrecia Molina Theissen y de César Reyes.

Tenía un modo muy modesto, muy humilde de ser comparado con su desarrollo y sus capacidades intelectuales y literarias, aunque formalmente no tuviera títulos universitarios o eso, entonces nuestras pláticas también versaban sobre nuestras familias, sobre qué estábamos haciendo.

César Reyes. Compañero de militancia de Luis de Lión en el PGT.

Luis de Lión dirigió su camino bajo el signo de dos compromisos de fronteras difusas entre sí. Por un lado el compromiso que, como poeta, tenía con la palabra. Creo que hoy estamos de acuerdo con que la literatura guatemalteca no podría pensarse como la conocemos sin El tiempo principia en Xibalbá. Su otro compromiso fue el de la esperanza, el de la vida, el de la libertad. Uno que asumió con el valor de quien compromete su vida por entero. Y que lo llevaría también a su muerte, en 1984.

Fue militante. Por mucho que sus textos hayan provocado el descontento del panorama intelectual, fue su militancia la que terminó conduciendo a su muerte. Luis de Lión creía firmemente en la literatura, pero hubo algo que lo impulsó a militar en una organización política y fue este acto el que finalmente sembró la semilla de la insidia en el corazón del tirano.

Entendía además, la gravedad del acto de su militancia. Por compartimentación, no les decía ni siquiera a sus amigos más íntimos las direcciones de las casas de seguridad donde impartía clases sobre marxismo. “No lo sabíamos”, afirma Carlos René García. En ocasiones él acompañó a Luis de Lión a las casas de seguridad del PGT, pero él nunca le permitía llegar al punto.

Los primeros dos libros de cuentos de Luis de Lión, Los zopilotes y Su segunda muerte, reeditados recientemente por El Pensativo, dan cuenta de una gran preocupación social. En ellos el poeta manifestó su descontento y su desazón por las condiciones precarias en las que subsistían los indígenas mayas de áreas rurales en el país.

El Frente Nacional Magisterial

En 1970 se involucró en la Central Nacional de Trabajadores del Sindicato de Trabajadores del Estado de Guatemala (STEG) y fue miembro fundador del Comité de Emergencia de los Trabajadores del Estado (CETE). En 1972 fue detenido junto con dirigentes universitarios de la Asociación de Estudiantes Universitarios (AEU).

Un año después, el 27 de julio de 1973, con 34 años de edad, Luis de Lión fue aprehendido por instar a las personas a participar una huelga. Seguramente se trató de la Huelga Magisterial. Los cargos fueron “Desorden público y apoyo a huelga ilegal”. El documento que da noticia de la aprehensión indica que sucedió a las once de la mañana y el móvil de la detención fue “instar a los peatones que circulaban por ese sector, a apoyar la huelga de los maestros”.

Para entonces era presidente de Guatemala el coronel Carlos Arana Osorio, que había ganado las elecciones por una coalición integrada por el Movimiento de Liberación Nacional (MLN) y el PID. Antes de ser Presidente, Arana Osorio había sido jefe de la Zona Militar de Zacapa y había dirigido la ofensiva del Ejército contra la guerrilla conformada entonces por las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), en 1968. Adquirió fama de ser un hombre cruel por los métodos utilizados para derrotar a la guerrilla, y al asumir el poder tenía muy claro terminar con cualquier idea considerada como comunista o intento guerrillero.

En 1973 Arana citó a los maestros de primaria para realizar el censo poblacional. Surgió entonces el Frente Nacional Magisterial (FMN)[1], cuyas intenciones entonces eran demandar mejores condiciones de trabajo.

En 1973 el magisterio nacional, organizado en el Frente Nacional Magisterial (FNM) de primaria, la Coordinadora Nacional de Claustros (CNC) de secundaria, la Asociación Nacional de Trabajadores de Educación de Adultos (Antea) y la Asociación Magisterial de Quetzaltenango (AMQ) realiza una huelga salarial triunfante que adquiere no sólo carácter nacional y rompe con el cerco de terror impuesto en la ‘Pacificación de Guatemala’ intentada por Arana Osorio, sino también, forja destacados dirigentes populares durante las jornadas de lucha reprimidas violentamente por la Policía Nacional. Nuevas formas de lucha en las calles fueron surgiendo en los enfrentamientos con la policía, en los que también participan estudiantes y pobladores”.[2]

Luis de Lión se integró a la agrupación. Es probable que estas hayan sido algunas de sus primeras vinculaciones políticas, relacionadas con su trabajo como maestro de primaria. Para entonces daba clases en la Escuela Nacional para Varones Nro. 72 Reino de Bélgica, ubicada en la zona 6 de la ciudad de Guatemala. Lucrecia Molina Theissen militó con él en el FNM. El relato de Lucrecia descrito en su blog Cartas a Marco Antonio da noticia de esta amistad ejemplar y valiosa.

El Frente estaba conformado por un pequeño grupo de maestros que estaban dispuestos a denunciar y a cambiar las condiciones laborales del magisterio. Esto fue de 1973 a 1978. Ahí participaron en la redacción del programa radial La voz del magisterio, que se transmitía por la Radio Nuevo, y dirigieron la publicación Durmiendo al sueño, un “mosquito” (volante) que fotocopiaban en un mimeógrafo ubicado en la Casa del Maestro y en el que incluían temas de política educativa y de denuncia, destinado a los maestros.

Lucrecia Molina Theissen también relata cómo, en 1976, fueron a entrevistarse con el entonces Ministro de Gobernación, Donaldo Álvarez Ruiz, para denunciar el asesinato del maestro José Víctor Yancor y la persecución política en contra de otro compañero suyo. La respuesta del Ministro fue estremecedora y presagiaba desde entonces la encarnizada ola de violencia que se viviría tras esos años.

Y ustedes, ¿qué creen? ¿Qué puedo ponerle un policía a todos los que temen por su vida? Solo tengo doce mil policías y somos millones de guatemaltecos. Además, no creo que a usted le gustaría que un policía lo siga a todas partes, ¿verdad?[3]

A finales de 1977, Luis de Lión conoció a César Reyes. Para ese momento, ambos eran militantes del Partido Guatemalteco del Trabajo (PGT) que tras la Contrarrevolución tuvo que pasar a la clandestinidad.  Luis de Lión era para César en ese momento un contacto del partido, y la función de César era “atenderlo” para facilitar su entrada a la Escuela de Orientación Sindical. “Era necesario hacer una especie de candidatura, para que Luis pudiera entrar a la escuela. No era como trabajar con otro personaje que quisiera entrar como miembro o facilitador. Sino con el conocimiento de que él ya era militante”, y de que su función era prepararlo para entrar a la Escuela de Orientación Sindical.

El trabajo que debían planificar sería aprovechado para hacer vida partidaria. Con el tiempo, César se enteró de su trayectoria y de su vida. Afirma que antes no lo conocía, “no sabía de las calidades que como literato ni como humano que él tenía”.

La Escuela de Orientación Sindical (EOS) inició su proceso de formación en 1971 por Mario López Larrave, y comenzó a funcionar dentro de la Asociación de Estudiantes de Derecho entre 1972 y 1974. Entre sus objetivos principales estaba el fortalecimiento de la conciencia de clase de los trabajadores guatemaltecos, y el planteamiento de la urgencia de una unidad sindical a nivel de país. El proyecto de la escuela se concretó entre 1975 y 1976 y en la formación participaron junto con Mario López Larrave, Manuel Andrade Roca y Santiago López Aguilar. Los tres fueron asesinados. Su director fue Mario López Larrave hasta su asesinato en junio de 1977.  Sin embargo, además de formar parte de la Facultad de Derecho oficialmente, la EOS dependía también del PGT. De tal suerte que tanto Manuel Andrade como Santiago López, que estaban en el núcleo de la escuela, eran también militantes del PGT.

En palabras de César Reyes, la tarea principal de la EOS era  ligarse a las clases trabajadoras, especialmente a la clase trabajadora sindicalizada en las distintas expresiones organizativas que había en ese tiempo. “Pero nuestra relación era más estrecha con la federación autónoma sindical, de Guatemala (Fasgua) en la medida en la que también tenía sus dirigentes (los dirigentes de importantes sindicatos de Fasgua) que hacían también su militancia dentro del partido. Pero no era suficiente (la escuela) en la idea de apoyar el desarrollo de la lucha de la clase obrera, nos ligábamos también a la FTG, no identificando a la escuela de orientación sindical como orientación del partido, sino exclusivamente como extensión de la facultad de derecho”.

La incursión de Luis de Lión en la EOS tenía un objetivo muy puntual. Se trataba de un trabajo especializado: tenían que nutrir, con sus “habilidades literarias”, los procesos de formación de la escuela. Los estudiantes de la Escuela de Orientación Sindical se relacionaban con el PGT a través de la Juventud Patriótica Guatemalteca del Trabajo (JPGT).

La idea central era generar contenidos atractivos, a través de la literatura, que se salieran del formato teórico y del manual, para que los tuvieran a mano los miembros de los sindicatos. La búsqueda del partido era propiciar las herramientas teóricas sobre sindicalismo, pero también llevar a cabo un proceso de formación política paralelo que ayudara a las personas a cuestionarse sus condiciones y modos de vida.

“Luis nunca llegó a jugar un papel demasiado activo en su rol educativo. Eso debido a sus otras ocupaciones: en el arte y la literatura. Era bastante difícil su tiempo, y ahí necesitábamos tiempo. Porque el viernes en la noche ya teníamos que estar camino a los frentes sindicales. Y el sábado y domingo eran los días de más trabajo, pero entre semana también. Luis estaba dedicado a su trabajo literario, y como maestro en una escuela en la zona 8.

El caso de Luis era que le aprovecháramos sus habilidades literarias para la formación sindical. Entonces platicábamos y llegábamos a ciertos acuerdos. Uno de ellos fue la elaboración de unos materiales educativos dirigidos a obreros con una carga literaria que hiciera fácil la aceptación de estas producciones para la clase obrera. Que se empatinara, que no fuera el texto clásico o el manual sobre cuestiones sindicales y organizativas.”

El contenido de los textos se enfocaba en dos ejes temáticos. Uno era la discusión sobre temas centrales en la organización sindical, que enfatizaba la formación sindical reivindicativa, las corrientes sindicales, la historia de la lucha sindical, entre otros temas. El otro eje era el de formación política: “teníamos la intención de dar ese paso para que la clase obrera se preparara políticamente para dar la batalla política, para entrar en una segunda fase de lucha de la clase trabajadora, es decir, salir de la fase gremial / economicista a la fase de la lucha política”.

Además de los contenidos puramente gremiales, sindicales o históricos en ese tiempo, teníamos la intención de formación política. Entonces los textos ya no se limitaban solo a la organización sindical. Por ejemplo, si bien teníamos como texto el código de trabajo, por ejemplo, teníamos también algunos escritos de Mario López Larrave que se adelantaban a la actitud negativa de la burguesía empresarial para frenar los sindicatos, teníamos otros que llamaban más a la organización a la pertenencia a la organización política, a la importancia de la lucha revolucionaria y a la promoción de la clase obrera como la clase de vanguardia de la lucha revolucionaria.  En eso creíamos en ese entonces. La formación la dirigíamos por ahí. Entonces a Luis le pedíamos ese manejo: hablar sobre los sindicatos y demostrar otros materiales –algunos legales y otros editados, abiertamente sobre el sindicalismo-. Pero dar ese salto para tratar de convencerlos para la lucha política, pues necesitábamos más habilidad, más sapiencia y materiales que nos lo permitieran. Entonces con Luis trabajamos tres, de esos tres me recuerdo de uno que fue el que volví a ver, gracias a la vinculación que tuve con su hijo.

Los textos producidos por Luis de Lión para el PGT son de los años 1977 y 1978. Además hizo otras tareas adicionales para el partido, como repartir volantes o hacer pintas. Nunca se involucró mucho con otro tipo de acciones, por la literatura en primer lugar, y en segundo, por el padecimiento de salud que tenía, pues era diabético. Entonces procuraba evitar emociones fuertes.

En Guatemala, promover la cultura es de suyo un acto revolucionario. Luis y César se propusieron hacer un trabajo de extensión de forma voluntaria, cuyo objetivo era la fundación de bibliotecas populares y comunitarias.

De este proyecto surgió la idea de la biblioteca de San Juan del Obispo. Ellos recolectaban libros en diversas fuentes para armar las bibliotecas. Además de la biblioteca de San Juan del Obispo, que hoy dirige Mayarí de León, viajaban con frecuencia a Chimaltenango. Propusieron la existencia de un rincón literario en las escuelas, municipalidades, casas y edificios.

Me recuerdo que hasta hablábamos de una mesa triangular para que cupiera ahí, para poner los textos de fácil uso de estudiantes, estudiantes de primaria. Ahí los textos ya no eran textos políticos sino de textos que elevaran la cultura y la conciencia de los estudiantes. Literatura clásica, universal, guatemalteca. Y en algunos casos, me recuerdo que fuimos a la embajada de Israel, porque sabíamos que ahí regalaban libros y fuimos a traer una dote bastante grande en esa oportunidad. La embajada gringa también, tenía una extensión cultural de la embajada norteamericana y ahí también conseguimos literatura para armar estos esfuerzos. Pero al que más le dedicábamos era al de San Juan del Obispo.

Además de las bibliotecas, Luis de Lión también concretó un proyecto de alfabetización. César recuerda con una sonrisa a una persona a quien Luis de Lión le enseñó a alfabetizar leyendo la Biblia. Años después, luego de su muerte, esta persona llegó a agradecerle a la familia de Luis de Lión el hecho de que gracias a él, se había vuelto pastor. “Algo que de repente Luis no hubiera querido. Entonces, esas dos cosas hacíamos como un esfuerzo extensivo, de nosotros dos, para difundir las ideas aunque sea enmascaradas de la revolución. Elevar la cultura de otros sectores o de otras personas”.

César dejó de ver a Luis de Lión en 1980 o 1981, por las exigencias de clandestinidad que la represión imponía a miembros del partido. En 1983 se formó una facción de disidentes del PGT, llamada PGT 6 de Enero, provocada por la disolución de la JPT. En 1986, el Comité Central del partido puso sus recursos a disposición de la URNG. César se quedó en el Comité Central del PGT y Luis estaba adscrito a la facción 6 de enero.

Durante los primeros meses de 1985, César tenía la comisión de reconectar a personas que habían militado en el PGT, pues en ese momento, el partido estaba viviendo una etapa muy difícil. En 1984, la contrainsurgencia se dio a la tarea de eliminar a cualquier persona relacionada con el PGT, de tal suerte que la mayoría de personas asesinadas en el Diario Militar estaban vinculadas, ya sea con Orpa o con el PGT. Fue en los primeros meses de aquel año fatídico la última vez que César vio a Luis de Lión.

El partido me había planteado la idea de frenar esto. Que ya no nos golpearan que hiciera todo lo posible por proteger, porque ya no cayera nadie. Entonces cuando platico con Luis ese es mi planteamiento, que atendiendo la situación difícil que estaba viviendo el partido que nosotros le ofrecíamos un resguardo temporal, mientras la cosa pasaba y algún apoyo en términos económicos de lo que nosotros podíamos dar con tal de resguardar su vida y la vida de los otros. Y lo otro era tratar de ganarlo, que se quedara con nosotros.

A mí me había comisionado el partido que hiciera todos los esfuerzos porque ya no cayeran militantes nuestros. Porque esa era una época de aniquilación del partido. Especialmente las fuerzas represivas, la G2 y altos mandos del Ejército se pusieron la meta de golpear más fuertemente al partido en ese momento. Tengo la impresión de que las carceltas donde estuvieron los detenidos en el Diario Militar tenían dedicación para nosotros, porque nos buscaban.

La cita la tuvimos en la emergencia o la clínica externa del hospital Roosevelt. Yo lo metí en un hospital. Él llegaba al hospital a hacer sus consultas y a traer sus medicamentos y ahí nos vemos. La consulta externa del hospital Roosevelt. Él estaba quizá en una crisis de salud. Y yo lo vi deteriorado, bastante deteriorado. Esto tuvo que haber sido uno o dos meses antes de su desaparición. Ahí platicábamos y nuestra amistad era una amistad forjada, humanamente, tampcoo entramos en líos con lo sucedido. Aquel me dijo: “mirá, yo mejor me quedo ahí para mientras y cualquier oportunidad posterior pues te veo y hablamos”. Esa fue la última vez que lo vi. Ya no supe más de él en términos de su militancia y de su vida política hasta su desaparición. Hasta ese fatídico 15 de mayo del 84.

Luis de Lión: sobre el duelo y la esperanza I

[1] Paz Hernández, Rolando (1997). El movimiento magisterial guatemalteco. Notas para su historia.

[2] Op. Cit. P. 12.

[3] Molina Theissen, Lucrecia (2012). Cartas a Marco Antonio. «Luis de Lión, el maestro, y Luis de Lión, el escritor». Sitio web, recuperado de: http://cartasamarcoantonio.blogspot.com/2012/05/luis-de-leon-el-maestro-y-luis-de-lion.html.

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