Créditos: David Toro.
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Por David Toro

17 de diciembre de 2018

La Iglesia Católica usurpó tierras de los pueblos mayas y sigue reprimiendo el ejercicio de las costumbres y tradiciones que conforman su cosmovisión. Esta problemática de tinte colonial sigue marcando el destino de un país que, aunque multicultural, está profundamente dividido.

Los problemas que aquejan a los pueblos indígenas de Guatemala son antiguos y similares en todos los lugares. Casi siempre los actores son los mismos, la Iglesia juega un papel importante en este fenómeno. Esta es la historia de tres pueblos que, antes de finalizar el 2018, han decidido denunciar públicamente a la Iglesia católica y a la iniciativa privada, por la usurpación de tierras que pertenecen a los pueblos y el irrespeto a sus tradiciones y cosmovisión.

Santa Cruz Balanyá

Santa Cruz es un municipio ubicado en el límite de Chimaltenango con Sololá, su población supera los 8 mil pobladores, la mayoría son de origen Kaqchikel. La religión católica es predominante; sin embargo, este credo a provocado división y conflictos constantes. La diócesis de Sololá-Chimaltenango realizó un mandato viciado que les otorgó poder sobre cuatro fincas, las cuales ante el Registro General de la Propiedad están inscritas por la Cofradía del Sacramento, una organización que representa a la máxima autoridad indígena del pueblo y que fueron expulsados de la Iglesia católica recientemente.

Autoridades de la cofradía del sacramento liderada por Melesio Coroy (derecha).Foto: David Toro

Melesio Coroy, de unos 70 años, es dirigente de la cofradía de Sacramento. Fue expulsado de la Iglesia católica por exigir el derecho legal e histórico que el pueblo tiene sobre las tierras que la Iglesia tomó. Actualmente alquila una casa cada domingo para poder celebrar las misas. “El templo de la Iglesia católica fue derribado hace un año.Según dice [el párroco] van a reconstruirla y hacerla más grande. Pero quien sabe”, explica don Melesio, acompañado por dos pobladores de Santa Cruz en su visita a la Ciudad de Guatemala para hacer la denuncia pública de la situación.

En las cuatro fincas que la Iglesia usurpó, se encuentran una casa parroquial, un centro de eventos y en una aldea lejana al centro de Santa Cruz. La iglesia tiene una finca de café y las cosechas son aprovechadas por las autoridades eclesiásticas, sin autorización de las autoridades indígenas.

Don Melesio ya agotó el diálogo con las autoridades católicas y ahora se prepara para accionar legalmente. Su única petición es que la Iglesia regrese las propiedades que no le pertenecen.

Santo Tomás Chichicastenango

Diciembre es especial para Chichicastenango, Quiché. La feria patronal se celebra del 18 a 22 de este mes. Cientos de turistas nacionales y extranjeros visitan Santo Tomás para admirar la danza del palo volador y todas las tradiciones que conforman esta celebración. Pero la convivencia y respeto que existía entre la cosmovisión maya y las autoridades eclesiásticas se rompieron hace 5 años con la llegada del párroco Sebastián Ventura Pérez, quien a pesar de ya haber vencido su mandato de 4 años, sigue al mando de la iglesia de Santo Tomás. En varias ocasiones ha cuestionado la legitimidad de las autoridades ancestrales del pueblo. Actualmente tiene un proceso penal abierto por discriminación que representa un retroceso para la resolución del conflicto de tierras existente.

Desde hace más de 100 años, la Municipalidad indígena de Chichicastenango, inscribió a su favor la finca No. 4092, lugar donde se ubica la iglesia católica. Todas las instalaciones históricamente han sido utilizadas para el ejercicio de la espiritualidad maya, pero este acuerdo tácito ha sido irrespetado últimamente. Las celebraciones importantes del pueblo han sido trasladadas del calendario maya al gregoriano, causando molestia en las autoridades ancestrales, pues esto se ha realizado sin consulta previa.

El pueblo de Santo Tomás enfrenta otro problema: actualmente tienen un proceso en la Corte de Constitucionalidad en contra de la empresa Telgua, la cual se apoderó ilegalmente de un terreno de 160 x 114 varas cuadradas. “Allí colocaron su maquinaria y sus antenas. Nosotros pedimos que se retiren con todo su equipo, pues esa tierra está inscrita a favor del pueblo de Chichicastenango: esta la obtuvieron porque el síndico municipal les regaló este terreno en 1975”, señaló Víctor Miguel Conoz, segundo escribano de la Municipalidad Indígena.

Nicolás Sapalu Toj cabecera del pueblo tz’utujil de Santiago Atitlán. Foto: David Toro

Santiago Atitlán

Santiago es el hogar de las tradiciones y cosmovisión del pueblo tz´utujil. La máxima autoridad indígena del pueblo es el “cabecera” Nicolás Sapalú Toj, quien ejerce desde hace 8 años. Sapalú, ha sido desconocido por la Iglesia de Santiago. Durante su visita a Guatemala comentó que recientemente la Iglesia decidió construir un colegio parroquial sin la autorización de las autoridades ancestrales. Desde hace vario tiempo, las autoridades eclesiásticas no respetan las tradiciones del pueblo originario.

Al igual que los dos casos anteriores, la autoridad maya de Santiago tiene en sus manos el título de propiedad del terreno donde se ubica la iglesia católica. En 1911 fue inscrita en favor del pueblo, pero en 1986, por medio de una titulación supletoria, la diócesis de Sololá inscribió la tierra que ocupa el templo parroquial como una finca urbana.

La Iglesia ha prohibido que las autoridades ancestrales participen en las actividades importantes del pueblo, como la feria, la Semana Santa y la Navidad. Don Nicolás Sapalú exige a la Iglesia el respeto de sus tradiciones.

Los tres pueblos mencionados mantienen casos abiertos en la Corte de Constitucionalidad para hacer valer su derecho sobre las tierras que fueron inscritas en favor del pueblo hace varios años.

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