Desarrollarse como atleta en un país como Guatemala sin apoyo es una verdadera victoria

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Tiempo de lectura: 4 minutos

Por: Lucia Ixchiu

“Sin duda que cada una de las veces que fuimos discriminados por nuestros implementos humildes, cada acto de racismo fue lo que nos fortaleció para seguir haciendo nuestro trabajo, nadar hasta el cansancio para poder ser los indios que representan al país, en esta disciplina. Ese desdén nos hizo declararnos en resistencia, en no dejarnos vencer. Era, es y será el racismo el mayor rival de los atletas en este país, la desigualdad y la corrupción.”

El día de hoy, viernes 19 de agosto 2016 compitió la primera mujer indígena K’iche de Totonicapán Maritza Rafaela Poncio Tzul, en la más grande competencia deportiva del mundo, “Las Olimpiadas” que se llevan a cabo en la ciudad de Rio de Janeiro Brasil 2016, me siento sin duda representada y muy orgullosa de esta jovencita Totonicapense pues entiendo y comprendo  la incalculable cantidad de esfuerzos que hace una atleta de alto en rendimiento en Totonicapán.

Totonicapán es un municipio del occidente de Guatemala de un departamento que lleva el mismo nombre, localizado en el kilómetro 220 de la ruta interamericana, Totonicapán es un  municipio en donde el 97%[1] de población somos  indígenas y digo somos porque yo también nací acá, durante mis 26 años de vida he visto competir a Totonicapán en el segundo lugar de pobreza extrema en todo el país, con índices bajos en educación, salud sin ningún avance en desarrollo humano. Sin duda en este departamento el deporte y el apoyo a los atletas de diferentes disciplinas o de alto rendimiento no es una prioridad para el Estado.

Fui atleta federada desde los 11 años, formaba parte de la selección de Totonicapán en  natación y previo parte de la selección de Triatlón, nadie me conto los esfuerzos que tiene que hacer un atleta, nadie me dijo que era lo que un atleta tenía que pasar, yo lo viví.

Ramón Arango (Moncho) mi entrenador desde el los 8 años, quien me enseñó a nadar y a quien considero como un padre, me enseñó a amar el deporte y a desempeñarlo con compromiso y con mucha motivación, sin duda esa relación que viví con mi entrenador fue muy inspiradora y tuve la suerte de que fuera de esta forma, puesto que en todo el país hay entrenadores que se roban el dinero de los deportistas, que nunca responden realmente al compromiso que ha asumido como entrenadores; Todos  los días íbamos en el carro de Moncho a nadar a Fray, una piscina que queda en otro municipio de Totonicapán, quien  nos cobraba Q.2.00 con eso  nunca se pagaba ni la gasolina y el costo real de lo que costaba el pasaje, siempre he estado convencida que este hombre está enamorado de la Natación y todos sus hijos (los atletas) compartíamos el sueño con él de poder representar a Totonicapán dignamente.

Los esfuerzos que hacíamos en equipo, entrenador y atletas eran innumerables, nos costaba mucho poder ir a competencias por que la federación no siempre tenía dinero para poder pagar la inscripción, luchábamos por poder comprar un buen par de tenis, nos tomó años como federación poder tener nuestras propias chumpas y calzonetas, pero sin duda cada logro era de equipo, nuestros entrenos eran de 5 horas diarias, con una rutina establecida, la lucha era poder bajar los tiempos y nos tomó poco tiempo lograrlo, llegamos a ser una de las mejores federaciones del país a pesar de nuestros escasos recursos.

Siempre fuimos un equipo muy unido, había compañeros de cantones y de la ciudad donde la capacidad no se media por el apellido o el dinero, sino por la resistencia, la fuerza y la velocidad. La disciplina que nuestro entrenador promovía en el equipo era indispensable sin duda para lograr el objetivo. Siempre decíamos que nuestro mayor rival éramos nosotros mismos; Pero estábamos equivocados, conocimos a nuestro verdadero rival, años más tarde. Llegamos a nacionales siendo 5tos y 8vos lugares, sabíamos que habíamos clasificado pero debíamos de mejorar para poder llegar a estar entre los tres mejores.

Logramos ganar 4 y 5 to lugar en Triatlón a nivel nacional, y en natación siempre estábamos en los primeros lugares, estábamos muy contentos de todos los esfuerzos que hacíamos en los individual y lo colectivo, siempre competíamos con implementos que no eran de las mejores marcas o de primer nivel y eso en algún lugar no era bien visto por los atletas que tenían otras condiciones, recuerdo las miradas de desdén de los atletas de la capital o bueno así les decíamos, “hay que mejorar para ganarle a los de capital por que son muy caqueros.”

Pasando los años, un día recuerdo que regresó Moncho muy molesto e indignado, nos contó que había ofrecido tomarse a golpes con uno de los directivos de la federación de  Triatlón por un comentario abusivo que había hecho, nos contó que en una reunión de entrenadores se estaba discutiendo sobre que atletas representarían al país en competencias extrajeras y Moncho  pregunto porque no iba uno de los atletas de Totonicapán que estaba clasificado y la repuesta que obtuvo fue: “¡Qué vergüenza que representen a Guatemala indios que ni siquiera saben hablar inglés!.” Todos comprendimos ese día cual era la razón por la cual nunca nos llamaban para representar al país.

Sin duda que cada una de las veces que fuimos discriminados por nuestros implementos humildes, cada acto de racismo fue lo que nos fortaleció para seguir haciendo nuestro trabajo, nadar hasta el cansancio para poder ser los indios que representan al país, en esta disciplina. Ese desdén nos hizo declararnos en resistencia, en no dejarnos vencer. Era, es y será el racismo el mayor rival de los atletas en este país, la desigualdad y la corrupción.

Y así como nosotros estuvimos,  está repleto este país, lleno de deportistas indígenas y mestizos pobres, que con una incalculable cantidad de esfuerzos ganaron, ganan y ganaran a pesar de que las federaciones y entrenadores se roben el dinero de los atletas, el día de hoy por ejemplo nos están representando dignamente en las olimpiadas.

Este texto va dedicado, para todas las y los atletas descalzos, que tienen que prestar implementos para poder practicar, a todos esos entrenadores que ponen  de sus sueldos para poder llevar a sus atletas a competencias, para todos ellos, atletas que por ser indígenas nunca irán a las olimpiadas porque según los directivos de la CDAG, las federaciones, el comité olímpico Guatemalteco, no están preparados para ir a una competencia al extranjero.

En estos momentos esta Maritza Poncio Tzul y otras atletas guatemaltecas compitiendo por ganar una medalla olímpica, atletas a las que admiro y respeto, sin duda con toda la complejidad de este país racista y corrupto que ni prioriza ni apoya el deporte, ellas ya son unas ganadoras.

Por todos los atletas del mundo,  de las aldeas y caseríos, de las favelas, de ciudades en guerra, refugiados, por todos sus esfuerzos gracias, por toda su dignidad, que viva el deporte en resistencia, en pobreza.

[1] http://desarrollohumano.org.gt/fasciculos/cifras_v4.html

Fotografía de portada: www.prensalibre.com

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