Créditos: CODECA.
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Por Rony Morales

16 de julio del 2019

El pasado viernes 12 de julio, en la comunidad San Antonio Seja, Livingston, Izabal, personas desconocidas le dispararon en 10 ocasiones a Julio Ramírez, dirigente comunitario, miembro del Comité de Desarrollo Campesino (CODECA) y miembro del movimiento por la liberación de los pueblo (MLP). El hecho ocurrió a cien metro de su casa. Fue llevado de emergencia aún con vida al hospital nacional de Puerto Barrios donde murió.

Julio Ramírez. Foto: CODECA

Eran las ocho de la noche. Julio Ramírez, de 55 años de edad,  regresaba a su casa. Su familia se quedó asustada y sorprendida al escuchar los impactos de arma de fuego que sonaban a fuera del hogar.  Dos minutos después se escuchó el grito de uno de sus hijos “asesinaron a papá”, al escuchar eso la familia corrió a auxiliarlo y lo trasladaron de inmediato hacia el hospital de Puerto Barrios en donde murió.

“Durante el velorio y el entierro escuchamos las palabras de los compañeros, hermanos agradeciendo a todos su apoyo y compresión  al creador y formador por permitir ver enterrar los restos de su querido padre. “Nos encontramos tristes por toda la criminalización, muertes de los defensores de derechos humanos que están sufriendo lo que nosotros hemos sufrido. Por eso sentimos que somos hermanos de lucha que hoy queremos que dejen de asesinar a los compañeros y compañeras”, señalaron los familiares de Ramírez.

Es evidente que hay una intención para seguir alimentando el miedo por medio de asesinatos y criminalización  a la población de origen campesina e indígena que se manifiesta y exige la nacionalización de los bienes públicos. De enero a los días que corren de julio de este año a los miembros de Codeca se les ha detenido, encarcelado, disparado y asesinado. Según declaraciones del dirigente comunitario Mauro Vay se contabilizan cinco líderes asesinados de la organización.

Los miembros de Codeca asesinados en 2019 son Isidro Pérez y Pérez, de 85 años de edad; y  Melesio Ramírez de 70 años; William René de Paz Bojorquez, de 42 años; Hermil Nájera en Petén y Julio Ramírez, de 55 años de edad. Pareciera que quisieron dejar un mensaje de miedo a las personas que piden la nacionalización de la energía eléctrica. Algunos dirigentes consideran que esta es una estrategia para imponer los intereses empresariales y “descabezar” a los movimientos sociales, como en los años más duros de la contrainsurgencia.

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